NFT, no quiero jugar con usté

NFT, no quiero jugar con usté

Hace unas semanas publicamos un artículo acerca de qué son los NFT, con sus implicaciones legales, económicas y demás parafernalia. Pero esta es una página de videojuegos, por mucha tecnología que impliquen, así que el tema no podía quedarse solamente en eso.

No hace falta ser ninguna visionaria para ver que el objetivo principal de las compañías (sobre todo las más grandes) es ganar dinero. Queda muy bien ofrecer diversión y horas de entretenimiento, eso sí, pero altruismo el justo. Es por eso que las legiones de fans enardecidas ante cualquier mínima crítica a las desarrolladoras son, cuando menos, curiosas.

Como no podía ser de otra manera, la mentalidad de tiburón empresarial requiere estar atenta a toda oportunidad de obtener beneficios. Y dependiendo del grado de escualo que seas, el tema ético es más o menos optativo.

Sabiendo todo esto no es nada inesperado que, en cuanto empezó a resonar el culto al cripto, muchos ejecutivos alzaron sus orejas para intentar aplicarlo en sus productos. Y los criptobros, que en temas de vender son verdaderos linces, lo aprovecharon. De ahí surgió el concepto de que los NFT son “el futuro de los videojuegos”. Todo esto lo digo con la voz altisonante del youtuber BaityBait, quien ha dedicado varios vídeos muy críticos con las prácticas abusivas de las empresas.

Tampoco es que el concepto “futuro” sea cosa de pitonisas. Ya nos vendieron como tal las microtransacciones y los DLC. No es que supusiesen un avance en la industria per se, sino una vuelta de tuerca más en el bolsillo de la quien compra más bien. Y los aceptamos, más o menos. Hoy día no es raro que ciertos juegos salgan incompletos, con un final accesible únicamente mediante pago de su DLC. Dragon Age Inquisition, te miro a ti.

Los NFT (y me atrevería a decir que los pagos en cripto) son un paso más allá. Por eso intentaremos desgranar en qué consisten tanto los juegos NFT como la introducción de estos tokens en otros títulos. Porque, como ya sabemos, el conocimiento es poder.

Videojuegos NFT

Son aquellos títulos cuyo requerimiento esencial e ineludible es que seamos poseedoras de un token NFT determinado. Sin él no podremos formar parte del juego en sí. Con ello, ya inicialmente se trata de un juego de pago (como la inmensa mayoría), pero más caro.

Uno de los juegos más populares de este tipo es Axie Infinity. En él, el token para adquirir será un NFT de una criatura redondeada. Como ocurre con la mayor parte del criptoarte, nuevamente nos encontraremos ante conglomerados de píxeles muy similares y con pequeñas variaciones. Unos tienen alas, otros tendrán branquias como un ajolote… El más barato en el Marketplace actualmente cuesta unos 60$ (0.014 eth). Tema aparte es que tenga características para ser competitivo y generar beneficios.

Pero ¡ay!, necesitaremos un equipo completo para poder participar. Si algo nos ha enseñado Pokémon es que no podemos apostar todas nuestras cartas a un único luchador. Entonces nos requerirá la formación de un setup versátil basado en varios personajes para cada situación, si queremos maximizar nuestras probabilidades de ganar. Y eso va aumentando poco a poco el precio a pagar. Un plan de enriquecerse sin fisuras.

El esquema de ganancias del juego Axie Infinity

Los gobiernos dando dinero a un juego porque sí. Venga, suerte

Ya hemos hablado de los pay to win y la compra de boosters. A mayor inversión, mayor probabilidad de ganar. Y si gano en un juego NFT, me dan dinero. Otro tema es que gane menos de lo que he invertido. O que si no hay nuevos usuarios me tenga que comer el muñequete porque nadie va a querer comprármelo.

Otra opción disponible para bolsillos menos abultados es alquilar equipos ajenos o mejor aún, las becas. Éstas consisten en que personas con tiempo libre (y ganas) para jugar son empleadas por los dueños de los equipos de mascotas. Conforme avancen en el juego y obtengan beneficios para el empleador, éste les remunerará a su vez en moneda del juego. ¿Paralelismos con el trabajo asalariado? No sé de qué me estáis hablando.

A priori puede sonar todo muy bien.  ¡Regalan dinero por jugar! Éste es el mensaje con el que nos bombardearán desde los streamings, vídeos de YouTube y prensa con contenido patrocinado. Luego vienen las rebajas. En primer lugar, porque para mejorar nuestro muñequito tendremos que o jugar muchísimas horas o pasar a retratarnos por caja. O si queremos comprar complementos para nuestras tierras, o jugar en determinadas zonas. Tampoco hay que olvidar las tarifas de transacción, que no son precisamente baratas y suelen ser una fuente de ingresos no desdeñable para las plataformas.

Otro título llamativo de este género es The sandbox. ¿Qué es? Pues un mundo virtual en el que se construyen estructuras y se interactúa con otros usuarios mediante personajes voxel art (píxeles volumétricos). ¿Minecraft? No, yo soy Juego de Incógnito. Para poder construir necesitaremos tierras, a la venta periódicamente tanto por otras personas que jueguen como por la plataforma. En el momento de redactar este artículo, la más barata costaba 2.89 eth, lo que viene a ser unos 11.000€.

The Sandbox parece lleno de horas de diversión, sin duda. Fuente original del vídeo: Píxel86 

Si no tenemos los suficientes fondos, no pasa nada, podemos jugar igual. Siempre y cuando compremos cosas para nuestro avatar, como es lógico. El NFT más barato para equipar parcialmente a nuestro avatar cuesta 114$. A día de hoy aún no están activadas las temporadas de play to earn ni hay más desarrollo de game maker fuera del promocional. Snoop Dogg, Deadmau5, los Osos Amorosos, los Pitufos, Atari… son varias empresas y marcas asociadas al proyecto, que podemos consultar en su página web.

El proyecto se encuentra en fase alpha desde 2018. Eso no impide que su hoja de ruta sea cuando menos ambiciosa. Si vemos algún vídeo explicativo, la frase más repetida durante todo el tiempo es que en las parcelas de tierra o lands disfrutaremos de “experiencias”. Serán alocadas, trepidantes y sobre todo muy, muy dinámicas. ¿En qué consisten? Pues para qué quieres saber eso. Quizá la experiencia es el viaje y los amigos que hacemos por el camino. Será que no tengo la mente abierta.

Una de las virtudes principales que les adscriben sus partidarios es que toda aquella persona que juegue participará de las ganancias del mismo. En criptomoneda lógicamente, y más cuanto más tiempo llevemos en la plataforma. Pero, como ya sabemos, esto solamente funciona si se sigue metiendo dinero al sistema, proceda de nuevos usuarios o de los ya existentes. Con lo que, si invertimos en un juego que al final no tiene éxito, podemos decir adiós a nuestros billetes.

¿Qué se consigue con esto? Generalmente dos tipos de usuario. Uno atraído por las promesas de dinero fácil, el otro con fondos sobrantes para invertir en experimentos económicos. El riesgo en este desembolso no es el mismo. Por no hablar del más que dudoso aspecto lúdico que implica un juego en el que las diferencias económicas tienen consecuencias tan directas en tu partida. Para eso tenemos la vida real y el capitalismo. No me meto en el tipo de juegos y la calidad de los mismos. Al igual que ocurre con el resto de títulos, varía según el público y es un concepto completamente subjetivo. ¿Quieres jugar una alpha de Minecraft pero invirtiendo una considerable cantidad de dinero real? Pues quién soy yo para decirte que el original se ve mejor y cuesta menos.

Las parcelas de The Sandbox con marcas y personajes que han dejado dinero en el asunto

Múltiples empresas y marcas tienen parcelas en los juegos NFT para aprovechar el tirón económico

El contenido NFT en videojuegos tradicionales

La mayor implicación de las grandes compañías se centra en este campo. Por una parte, mantendrían en principio a todo el público que está interesado en el título y no en bienes cripto. Por la otra, aquellas personas interesadas en la especulación y la exclusividad también tendrían su parcelita. Suena a llover a gusto de todos, pero no es tan simple.

Varias desarrolladoras han manifestado su interés en el asunto. Tenemos entre ellas a Atari (ya lo hemos visto como partner en The Sandbox), Square Enix o Electronic Arts. En concreto, esta última tiene sus expectativas centradas sobre todo en vender como NFTs cartas de deportistas. Esto ya lo hace ahora sin que sean tokens de nada, por cierto. Pero uno de los argumentos más fuertes es que podrán pasarse de un juego a otro. Entonces, Electronic Arts dejaría de ganar dinero por las cartas, porque ya las ha vendido antes (y no va a inventarse deportistas nuevos). Cuesta creer que vayan a pegarse semejante tiro en el pie.

Adelantándose a sus competidores, Ubisoft anunció el pasado 7 de diciembre su experiencia (otra vez la palabrita) Quartz. Mediante un vídeo explicativo, mostró la aparición de skins exclusivas en Ghost Recon. La respuesta del público no se hizo esperar. Al día siguiente de publicarlo, Ubisoft retiró el vídeo de sus listas de Youtube al recibir más de un 95% de feedback negativo.

Navegando por la página web del proyecto, se enumeran sus ventajas. Como primer punto positivo, se recalca su exclusividad, visible ingame mediante un número de serie. También serán ediciones limitadas. Hasta aquí nada diferente del resto de cosméticos y objetos de pago. También, por alguna razón desconocida, nos hará desearlos el que nuestro nombre aparezca en la lista de poseedores previos o actuales. Un punto curioso es que para poder comprarlos se debe alcanzar como mínimo nivel 5 en el juego, se supone que para evitar especuladores que no se encuentren vinculados al título.

Los términos y condiciones de uso de Quartz. "No nos responsabilizamos de transacciones fraudulentas"

Los términos y condiciones de Quartz dan una tranquilidad tremenda. Fuente: Ubisoft

Otro aspecto de Quartz es que no se basa en la blockchain de bitcoin, sino en Tezos. Este tipo de cadena, cuyo valor se ha visto incrementado a raíz de la asociación con Ubisoft, se promociona como eco-friendly. Su mecanismo no tiene, en principio, mucho que ver con los más conocidos. Los sistemas cripto clásicos se basan en redes de ordenadores que resuelven una larga serie de algoritmos. Esto hace que hackear la cadena sea una labor titánica, pues la cantidad de energía y recursos precisos para ello es inmensa.

Tezos, en cambio, usa un protocolo llamado “prueba de posesión”. Con él cada siguiente paso del algoritmo no se asigna al primer sistema operativo que resuelva una operación, como ocurría en las plataformas tradicionales. En este caso la creación del siguiente bloque de datos se otorga al ordenador que posea más tokens de la plataforma. Una especie de recompensa por fidelidad, presuponiendo que si tienes mucha moneda no querrás engañar a la red. Pero también aclaran que, si detectan algún hackeo, te quitarán una parte de tus tokens. Con lo cual desde su fundación admiten la posibilidad de brechas de seguridad. Al no tener que resolver nada, no gastas tanta energía porque es más fácil generar la cadena. Pero, por lógica, también debería ser más fácil de alterar.

¿Por qué iba a querer comprar una persona de a pie un NFT? Si es simplemente cosmético, la utilidad no es más que puro esnobismo dado el precio. Queda entonces la siguiente opción para hacerlos deseables: que marquen diferencia ingame. Y aquí viene lo peligroso.

Al igual que ocurre con los objetos (o personajes) que salen en las lootboxes y que se compran por dinero real (como las cartas de FIFA), lo primero que cabe esperar es mayor ventaja cuanto más caro sea. Esto solamente daría mejoras a quienes tienen dinero suficiente para comprarlas al proveedor, y sería una microtransacción al uso. Y no solamente eso, sino que con las subsiguientes compraventas esa primera persona en adquirir el producto también se llenaría los bolsillos, como ocurre en los NFT relacionados con el criptoarte. Y presumiblemente también tendría una mordida la desarrolladora, como es de esperar. Estamos hablando de dinero revirtiendo en la cartera de quien más tiene, a cambio de ventajas en un juego hecho desigual adrede. Si esto no hace huir de un título determinado, ya no sé qué lo hará.

El anuncio de la colección de stickers para LINE de Square Enix

Square Enix puso a la venta en octubre la colección de stickers para LINE «Asset Million Arthur»

Nuevamente hay argumentos muy sesudos a favor. Hasta ahora, si comprabas cosméticos en un videojuego o si consigues objetos limitados, éstos desaparecerían si se cierran los servidores. El que dichos cosméticos estén vinculados a un NFT hace que quien haya jugado pueda intercambiarlo o venderlo, aunque no se pueda jugar nunca más. Un objeto que ya no se puede utilizar porque el título del que procede ya no existe. Cuesta mucho pensar que alguien comprará algo no físico y que no tiene utilidad alguna tras el cese del juego. O que se puedan pasar de un juego a otro, y la desarrolladora pierda la oportunidad de vender dos veces el mismo producto. Capitalistas perdiendo dinero a sabiendas. Hay que reírse.

La industria del videojuego se encuentra en constante evolución. Y, dentro de lo que es el sistema económico actual, es lógico esperar que las empresas busquen obtener el máximo beneficio. Sin embargo, todo tiene un límite. Por mucho que nos quieran vender este tipo de productos como deseables, la realidad es diferente. Cuesta creer que gran parte de la comunidad vaya a destinar grandes cantidades de su presupuesto a una actividad de ocio (ya cara de por sí) simplemente por exclusividad. Y tampoco van a hacerlo si aparecen desigualdades flagrantes entre quienes hagan grandes desembolsos y aquellas personas que no.

Al final, el tema de NFT en los videojuegos se traduce en que la mayor parte de las cosas que pretenden vender ya existen. A día de hoy, puedo comprarme una skin en League of Legends, un arma en Call of Duty o un jugador chupitástico en FIFA. Todo ello sin un número de serie chiquito, eso sí. Pero revestirlo de exclusividad para aumentarle el precio y enriquecerse aún más a costa de la gente que juega (y el medio ambiente) es simplemente perverso.

Personalmente, mi esperanza es que esta burbuja estalle, cese la locura colectiva y el afán de la especulación basado en promesas muy bonitas, pero vacías. Pero para eso necesitamos que alguien con un buen altavoz grite, alto y claro, que el emperador está desnudo.

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Alystrin
Alystrin @Alystrin

Cosplayer, otorrinolaringóloga, streamer y, sobre todo, mamarracha profesional. Cuqui del almendruqui que no dudaría en sacarte las muelas por tus "incorrecciones políticas"

2 comentarios
Pryrios
Pryrios 02/01/2022 a las 11:04 am

Es fascinante como las empresas son tan impermeables al conociminento adquirido.

Ya tuvieron que irse quitando poco a poco del Pay2Win con las microtransacciones porque todo cristo dejaba de jugar y ahora vuelven al trapo otra vez, solo que con situaciones más extremas: Ahora ya no va a bastar solo con tirar mucho dinero, sino que el que más dinero tire, mejor le va a ir.

Sí, estoy seguro de que ese es el futuro: videojuegos que nadie va a jugar, no solo ya porque no quieran, sino porque no van a poder…

Regor D' Arness
Regor D' Arness 14/01/2022 a las 2:32 pm

Yo estoy completamente en contra de los NFT en los videojuegos y en general. Me parece una mala forma de robar a la gente. Incluso se sabe de NFT que han sido pirateados y de «arte» vendido como NFT a espaldas de los propios artistas o incluso de NFT que una vez hecho el pago, simplemente desaparecen (error 404).
Una de las razones por las que muchas compañías grandes se están subiendo a este carro es porque ofrece un manejo descentralizado, que no depende de entidades gubernamentales (o gobiernos directamente). De esa forma pueden saltarse las restricciones, como prohibiciones a las lootboxes hechas por ciertos gobiernos (Japón, Holanda, Bélgica, China) ya que se «amparan» en el hecho de que, por ahora, el gobierno no puede restringirlos. De esa forma pueden «vender la moto» de que esto es «el futuro», cuando en realidad es maquillar algo que ya fue prohibido y denostado para tratar de exprimir de nuevo a los jugadores. Los peores son aquellos jugadores que defienden esto a capa y espada como si fuera una utopía, cuando es exactamente lo opuesto.

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