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Análisis de Resident Evil 4: Remake

Análisis de Resident Evil 4: Remake

Salvando las distancias, con Resident Evil 4 he visto entre los fans una reacción muy parecida a la que noto con Dragon Age 2: O lo aman o lo odian. Comprendo perfectamente las reticencias: los controles son muy incómodos y los fallos de localización son flagrantes, además de salir de Raccoon City y traernos una historia de genuino poder americano. El anuncio de Resident Evil 4: Remake fue, por tanto, acogido con alegría y a la vez algo de escepticismo. Posiblemente más de lo primero: no solamente era muy necesario un lavado de cara, sino también está el reciente recuerdo de los remakes tanto de Resident Evil 2 como 3, que resultaron ser de gran calidad y aportaron no solamente cambios gráficos sino mejoras a las historias y mecánicas de los juegos clásicos.

Para quienes no conozcan la trama del juego, Resident Evil 4: Remake nos trae de vuelta a Leon Kennedy, quien ya no es un policía novato y realiza complejas misiones al servicio de los Estados Unidos. La última incluye viajar a un pueblo europeo que, aunque no se nombre directamente, sabemos que es en nuestro país por referencias tan claras como el coche de la Policía Nacional. Allí es donde han informado que está secuestrada Ashley, la hija del Presidente, sin que se conozcan los motivos ni se haya pedido un rescate. Su deber es, por tanto, encontrarla y llevarla de vuelta sana y salva a casa. Para su sorpresa se encontrará con lugareños poco hospitalarios y un culto religioso que le traerán a la memoria los hechos vividos en las últimas horas de Raccoon City.

Para quienes han jugado Resident Evil 4, lo primero que llama poderosamente la atención es la mejora gráfica. Ya no tenemos las facciones poligonales de 2005, sino que podemos apreciar los escenarios y modelos de personaje en toda su magnificencia. El movimiento facial es muy detallado, dotando a los personajes de una expresividad notable. Si contamos además con la posibilidad de activar el trazado de rayos, aspectos como el reflejo del agua o la iluminación se ven de forma más que realista, dándonos la sensación de que estamos transitando por un escenario con vida propia. La lluvia, que fue uno de los aspectos más criticados de uno de los últimos gameplays, también ha sido mejorada de forma ostensible.

Leon Kennedy, de espaldas, mira una silla y una mesa iluminadas por la luz de una chimenea

Otro aspecto importante que valorar y que se nota cambiado para bien ha sido la jugabilidad. En el juego clásico resultaba bastante difícil hacerse a los controles de Leon, dando la sensación de moverse en bloque y dificultando las esquivas. No solamente eso, sino que no existe la posibilidad de hacer algo tan aparentemente lógico como caminar y disparar al mismo tiempo: una vez que Leon saca la pistola, se queda clavado en el sitio. Todo esto ha cambiado en Resident Evil 4: Remake. Si bien el control de la cámara no es el mejor, sí se percibe enormemente el cambio. No todo son mecánicas antiguas mejoradas, sino que aparecen otras nuevas. Si utilizamos el cuchillo, tendremos la oportunidad de hacer parry (sí, tal cual) a los enemigos que nos atacan cuerpo a cuerpo. No hace falta una sincronía tan meticulosa como en Sekiro: Shadows Die Twice, sino que la ventana de tiempo es algo más amplia y no es complicado de realizar. Otra novedad es el sigilo. En juegos en los que nuestra supervivencia depende en gran medida de la gestión correcta de munición, se agradece enormemente disponer de momentos en los que, si avanzamos con cuidado y sin hacer ruido, podremos aproximarnos a los enemigos y ejecutarlos de un solo golpe. Pero mucho cuidado, porque si algo caracteriza a los cuchillos de este juego es su enorme fragilidad, que llega a resultar incluso frustrante. Algo que se echa de menos es la posibilidad de encender y apagar la linterna a nuestro gusto, que creo mejoraría bastante la visión en determinadas zonas.

Sin entrar en spoilers, aparecen algunos cambios menores en la trama principal y en la distribución de los niveles. Esto puede no significar nada para quien juegue por primera vez, pero todos aquellos que tengan memorizado el título notarán la diferencia. Algunos justifican o dan más sentido a la historia, y otros son modificaciones de las fases tal y como las recordamos. Resulta particularmente agradable la implementación de ciertos objetos que nos aportan datos extra sobre el lore, llevándonos incluso a conocer a los Ganados antes de haber entrado en contacto con Ramón Salazar. El diseño de personajes también es diferente. Ashley, por ejemplo, tiene bastante más personalidad que en el original, y en lugar de llevar como atuendo la corta faldita que la caracterizaba, en esta ocasión lleva unos shorts (sí, son pantalones, aunque no lo parezcan) con medias oscuras. Puede parecer un cambio menor, pero es grato ver la (pequeña) protección que se realiza ante la sobresexualización del personaje. Ada Wong, sin embargo, es la otra cara de la moneda. Aunque ya no lleva el vestido rojo que conocemos, nuevamente nos encontramos ante un personaje femenino que realiza sus escenas de acción sobre unos tacones de aguja. El vestido ajustado de punto puede tener un pase, pero nuevamente vemos que una mujer tiene que cumplir ciertas normas para ser mortal y sensual a la vez. Y, sinceramente, a Ada no le hace ninguna falta ropa ajustada para ser simplemente increíble.

Leon Kennedy mira boquiabierto hacia algo que el espectador no ve, mientras un ganado se dirige hacia ese punto

Otro aspecto sobre el que ahondar es la adecuación en la localización geográfica, ya más centrada en nuestro país. Tanto si jugamos en versión original como en nuestro idioma, los Ganados ya hablan en castellano como cabría esperar y no en español latino. Además, hay pequeños detalles que nos sitúan aún más en ambiente, como las monedas con la cara de Franco que pudimos ver ya en la demo. Han desaparecido las pesetas representadas por lingotes de oro y el loot que sueltan los enemigos ya aparece como un pequeño texto en la parte superior de la pantalla, y no se interrumpirá nuestro juego cada vez que obtengamos botín. Hay otros pequeños detalles, algunos más sutiles que otros, y muchas veces emplearemos gran cantidad de tiempo en analizar al dedillo el escenario. La localización y el doblaje se encuentran en esta ocasión pertinentemente acreditados en la secuencia final. El reparto es de primera línea, con actores como Conchi López, Antonio Esquivias, Juan Logar Jr. o Lorenzo Beteta. Si se juega en Playstation (tanto 4 como 5) recomiendo mantener los ajustes de sonido y la salida de voces por el mando.

Para aumentar nuestras ganas de volver a jugar Resident Evil 4: Remake, aparecen misiones secundarias opcionales. El encargado de otorgárnoslas será el Buhonero, el vendedor del juego, mediante carteles azules que encontraremos distribuidos en varias zonas y que no siempre son fáciles de ver. La compleción de las mismas es totalmente opcional, y a cambio obtendremos espinelas, que en lugar de dinero podremos intercambiar por objetos útiles para nuestra aventura. Vuelven los tesoros, incluyendo aquellos que podemos mejorar a base de incrustarles gemas, aumentando su valor. El inventario del Buhonero cambiará según el episodio, y en ocasiones nos ofrecerá descuentos temporales en determinados artículos. No puede faltar el Nuevo Juego Plus, que podremos desbloquear tras terminar nuestra primera partida y que añade nuevos retos. En cada capítulo habrá diversos desafíos de dificultad variable, que nos otorgarán puntos de compleción (PC) y que podemos gastar para desbloquear modelos y arte del título.

Ada Wong apunta a cámara con su pistola

Otro aspecto tremendamente positivo es la gran cantidad de opciones de accesibilidad presentes en el menú. En el aspecto auditivo y visual, podremos elegir color, tamaño y fondo de los subtítulos, así como descripciones ambientales que nos ayudarán a enfrentarnos a los enemigos. También vienen marcados los cambios que podemos realizar si tenemos tendencia a marearnos. Aparecen tres niveles de dificultad para elegir: el modo asistido o fácil, el modo estándar y el modo hardcore. Hay que destacar que si no tenemos cuidado con la munición experimentaremos dificultades en determinados momentos incluso si jugamos en el modo más fácil, así que la gestión de inventario es fundamental.

Como recién aterrizada en la saga, tengo que decir que he disfrutado lo indecible de mi partida en Resident Evil 4: Remake. Hacía mucho tiempo que no tenía tantas ganas de terminar un juego, pero a la vez no quería que se acabase nunca. Le he llegado a coger un considerable cariño a Ashley y a Leon (por mucho que se pase con cara de sapo medio juego), y necesito saber más acerca de todo el universo de Resident Evil. La reimaginación gráfica, las mejoras en jugabilidad y una historia atrayente llena de personajes carismáticos lo convierten sin duda en uno de los mejores títulos de este año.

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Alystrin
Alystrin @Alystrin

Cosplayer, otorrinolaringóloga, streamer y, sobre todo, mamarracha profesional. Cuqui del almendruqui que no dudaría en sacarte las muelas por tus "incorrecciones políticas"

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