¡Santa Bárbara bendita, madre de San Agustín!

Análisis de Blasphemous II

Análisis de Blasphemous II

Si hay algo patrio que me resulta particularmente difícil de explicar a alguien que no conozca nuestro país es la Semana Santa. Todo lo que la rodea, el aura de tristeza y misterio, el agobio y el dolor es algo que difícilmente se concibe como algo “festivo”. Y no lo es, al menos de forma estricta, pero sí es cierto que es una de nuestras tradiciones más importantes y gran cantidad de gente espera con mucha ilusión esa época del año. A todo ello hay que añadir el arte en las tallas, pasos, confección y música. Esta combinación provoca que, religiosidad aparte, la Semana Santa sea algo que consideremos digno de conocer y apreciar en su justa medida.

Blasphemous es un metroidvania creado por los sevillanos The Game Kitchen, con un aura española, pero rebosando andalucismo por los cuatro costados. Empleé muchas horas jugando a la primera entrega y (cosa rara en mí), descubriendo todos y cada uno de sus secretos por puro gusto. La música de Carlos Viola, los escenarios y los personajes memorables hacen de Blasphemous un juego impresionante. Tanto es así que el propio Miyazaki incluyó una referencia en Elden Ring. Y, a pesar de lo que pudimos pensar la primera vez que derrotamos al último jefe, su DLC gratuito La Herida del Ocaso (que añade el final “verdadero”) dejaba la puerta abierta a una continuación. Fue por eso que cuando anunciaron la secuela mucha gente (entre la cual me incluyo) la añadió a su lista de deseados de inmediato.

Ha pasado mucho tiempo tras la caída de Su Santidad Escribar, y Cvstodia ya no es la misma tierra. Pero el advenimiento del nuevo Hijo del Milagro Doloroso está próximo y es por tanto que Penitente debe despertar de su largo descanso. Descubrirá, ya en sus primeros pasos, la sorprendente revelación de que ha habido más como él, que rendidos al infinito poder han tomado partido por el Milagro y serán por tanto sus antagonistas. No son los únicos. Nuevamente nuestro camino está plagado de enemigos grotescos y obstáculos que a primera vista parecen insalvables.

Para ello contaremos esta vez con tres armas diferentes. En primer lugar está Veredicto, un incensario que puede cubrirse de fuego a cambio de Fervor. Sus ataques son bastante lentos, pero muy contundentes. Si lo nuestro es el combate a dos manos, contamos con Sarmiento y Centella. Dos hojas afiladas, de ataque rápido como un aguijón. Finalmente, el equilibrio se encuentra en Ruego al Alba, una espada a dos manos que combina perfectamente velocidad y daño. La elección depende de nuestro estilo de juego.

Un carro fúnebre, con Penitente en primer plano

Otro aspecto completamente nuevo es el Retablo. Al llegar a la Ciudad del Santo Nombre, nuestra base de operaciones y uno de los pocos lugares donde nadie nos querrá pegar, un maestro artesano nos revelará que en nuestra espalda hay un espacio destinado a albergar figuras talladas. Hacerse con todas es opcional aunque adictivo, pero conseguir combinarlas acertadamente nos allanará el camino de modo considerable.

Una novedad muy importante en cuanto a la jugabilidad es que ya no tendremos que elegir una Reliquia para obtener habilitades extra (como las raíces que surgen), sino que éstas son permanentes una vez las hayamos encontrado. Son fácilmente reconocibles porque son comunes a los metroidvania clásicos, y aportan mucho dinamismo tanto a la exploración como al combate. Ya no son un mero recurso para conseguir objetos en lontananza, ahora tienen mucha más utilidad y se agradece. Quien haya completado los Desafíos de Miriam recordará hasta qué punto llegaban a complicar la vida.

También aparecen las Plegarias, viejas y nuevas. En esta ocasión se dividen entre Rezos (cuestan mucho menos fervor, pero los ataques son menos dañinos) y Cantos, que son mucho más poderosos y caros. Estos últimos son particularmente más complejos de encontrar, pero si contamos con habilidad y paciencia recuperaremos habilidades tan útiles como el Tiento a tus Cabellos Espinados.

Nada es estático en nuestro inventario. Las armas pueden mejorarse, gastando de modo inteligente las Marcas de Martirio (una nueva moneda del juego, aunque limitada en número). El Retablo de Favores y el Rosario pueden albergar más objetos. Y, por supuesto, los matraces biliares también cuentan con capacidad de perfeccionamiento. ¿Lo que más me ha gustado con diferencia? Subir el fervor a Besos. Tal y como suena.

Las misiones secundarias han vuelto y en mayor número, y nos harán rebuscar en cada rincón del mapa en busca del objeto exacto. Los mensajes crípticos en las descripciones son fundamentales para llevarlas a cabo con éxito. Vuelve la empresa de liberación angelical, algo muy definitorio de Blasphemous y que le da un toque sacro que me gusta particulamente. En esta ocasión tendremos que buscar a los 33 hermanos de Próximo, tan parecido a Jocinero que podrían ser parientes, y que se encuentra lacrimoso en la base de una torre. Por si nuestro afán recolector no estuviese satisfecho, en muchas de las zonas ocultas hallaremos a las Cobijadas, unas misteriosas mujeres que, conforme vayamos ayudando, nos otorgarán diversas ventajas.

Orospina se dispone a atacar a Penitente desde un hilo bordado dorado

Respecto de los obstáculos para superar, hay que destacar que Blasphemous II se centra mucho más en la exploración y los desafíos de plataformas que en el combate. Los pasillos en los que simplemente hay un desplazamiento lateral han disminuido de manera notoria. Cada una de las armas tiene, además de su potencial dañino, una característica que nos permitirá superar ciertos obstáculos. Así, Veredicto hace sonar las campanas que dan origen a plataformas sobre las que saltar, Sarmiento y Centella nos permiten teletransportarnos entre espejos de luz y Ruego al Alba puede desencadenar un fuerte golpe capaz de romper barreras. Es fundamental saber qué usar en cada momento, habilidades extra incluidas, y no es infrecuente necesitar combinar un doble salto, golpeo a campana y movimiento rápido entre espejos, por poner un ejemplo. Pero, a diferencia de los Desafíos de Miriam de Strife and Ruin, que ya he mencionado, estos desplazamientos se sienten muchísimo más fluidos y naturales, sin que los fallos en los mismos sean percibidos como injustos o errores del propio juego.

Que la exploración y la habilidad ocupen mayor lugar no implica, ni mucho menos, que no haya batallas cruentas ni enemigos por doquier. Volverán muchos viejos conocidos, pero lo cierto es que conforme nos vamos sumergiendo en la trama y las profundidades del mundo iremos encontrando nuevos y más resistentes adversarios. Incluso se han incluido nuevos patrones en monstruos que ya habíamos visto, así que mucho cuidado con confiarnos porque nos pueden mandar de vuelta al Prie Dieu de dos golpes. Los jefes principales consisten, en gran parte, en los ya mencionados Penitentes rendidos al poder del Milagro, pero hay otros, e incluso me atrevería a decir más memorables. Sin entrar en spoilers, baste decir que hay sonidos cotidianos que desde que jugué me traerán flashbacks no muy agradables.

Como ya ocurrió con la primera entrega, Blasphemous II toma directamente la esencia de la tradición española y la transforma en un metroidvania en el que, a poco que conozcamos, encontraremos referencias en cada rincón. Lorca y Machado están muy presentes a través de sus obras, y también llegaremos a la Fuente de los Leones de la Alhambra. Podemos ver en el horizonte el Acueducto de Mérida (el Acueducto de los Milagros), y un edificio sospechosamente parecido a la Catedral de Cádiz cuando nos dirigimos a la Catedral Hundida. Algunas baldosas e imágenes traen a la memoria la Plaza de España de Sevilla, y si conocemos el cuadro “La giganta Eugenia”, lo reconoceremos en uno de los enemigos del Palacio de los Setillos.

Una mujer gigantesca acuna en sus brazos a su hija

Respecto al apartado puramente artístico, se nota que se ha hecho Blasphemous II desde el principio. Aunque si tenemos el primer juego muy reciente al principio puede hacerse un poco raro, hay una franca mejoría en cuanto al pixel art y a los movimientos del personaje, y dado el cambio del diseño de niveles, se agradece mucho. Como curiosidad, una de las personas que ha participado en este último aspecto ha sido Miguel Moreno, conocido por Rojo, a Spanish horror experience. El arte del juego vuelve a resultar tan apabullante como la primera entrega, aunque en ocasiones da un paso más allá y la impresión que da ver ciertos escenarios hizo que me quedase embobada mirando la pantalla durante varios minutos. Nuevamente la banda sonora nos ofrece la obra inigualable de Carlos Viola, con temas que, sin ser invasivos en nuestra partida, nos sumergen en la lucha de Penitente en cuanto escuchamos los primeros acordes. Y, para terminar, el reparto de doblaje está repleto de calidad e intérpretes más que conocidos, y se encuentra disponible en castellano desde el mismo momento del lanzamiento.

Si Blasphemous me enamoró en su momento, su continuación me ha llevado a rayar en la obsesión. Se siente el mismo juego, pero a la vez uno completamente distinto. Las mejorías en los niveles y las mecánicas nuevas se funden en un mundo que ya conocía y amaba, aumentando su complejidad y dotándolo de un desafío aún mayor. Y, a pesar de la tragedia que comporta todo aquello que se acerca al Milagro, este metroidvania es uno de los juegos que recomendaré, sin duda, a todas las personas que sientan curiosidad por el camino de Penitente.

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Alystrin
Alystrin @Alystrin

Cosplayer, otorrinolaringóloga, streamer y, sobre todo, mamarracha profesional. Cuqui del almendruqui que no dudaría en sacarte las muelas por tus "incorrecciones políticas"

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