Está fuerte el tomate

Análisis de Fort Solis

Análisis de Fort Solis

Debo admitir que las aventuras espaciales nunca se han encontrado entre mis favoritas a la hora de elegir juegos, series o lecturas. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, me he sumergido en suficientes títulos como para que me llamen la atención cuando se cruzan por mi camino. Tal es el caso de Fort Solis, cuya estética me atrajo desde el primer momento —en parte por recordarme bastante a Dead Space— y cuya premisa me terminó de atrapar.

Nos encontramos ante un walking simulator en tercera persona que nos sitúa en Marte. Encarnaremos a Jack Leary y Jessica Appleton, que responden a una llamada de auxilio de la estación de investigación Fort Solis. Dado que no hay forma de ponerse en contacto con el lugar para obtener más información, no tardaremos en acudir a echar un vistazo. En cualquier caso, se acerca una tormenta y las comunicaciones pueden fallar. Pronto descubriremos que Fort Solis ha activado el aislamiento y deberemos descubrir la razón por la que se ha tomado esta medida. Y por qué no parece haber nadie en las instalaciones.

Nuestros primeros pasos servirán a modo de tutorial tanto para familiarizarnos con los controles como para decidir si jugar con ratón y teclado o con mando. No se trata de un juego difícil. La acción se reduce a pulsar el comando adecuado en el momento oportuno en determinadas situaciones. Con esto conseguiremos avanzar en la aventura, realizando pirateos, por ejemplo, pero también evitaremos sufrir algún que otro accidente. 

Cabe decir que se echan en falta ajustes de accesibilidad relativos a estos eventos de respuesta rápida (QTE), como la posibilidad de ampliar ligeramente el margen de respuesta. Aunque su ausencia no es algo que estropee la partida, ya que la mayor parte del tiempo la pasaremos explorando las instalaciones. Lo que sí encontraremos será la posibilidad de modificar la rotación de la cámara o el desenfoque de movimiento, entre otras. También podremos escoger si queremos ver subtítulos o no, aunque no podremos modificar su tamaño.

Fort Solis quiere que nos lo tomemos con calma. Razón por la cual realizaremos acciones secuenciales, debiendo obtener pases de nivel cada vez mayores para poder acceder a todas las salas, por ejemplo. De igual modo, la historia irá fluyendo conforme avancemos, pero podremos saber más a través de notas de voz, vídeos, correos electrónicos e informes que encontraremos por todo el lugar. Cabe decir que si bien es una cantidad considerable de información extra, no resulta pesada su búsqueda.

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Y aunque se trata de información opcional que podremos saltarnos o ignorar fácilmente, os animo a que os lo toméis con calma y exploréis cada rincón. Todo suma en la historia, y la experiencia merece la pena. Más si nos dejamos llevar por nuestra curiosidad y explotamos al máximo todo lo que nos permiten hacer, desde abrir taquillas hasta resolver un cubo de Rubik. No se trata de una aventura larga, pudiendo completar sus cuatro capítulos en una sola sesión, pero todo dependerá de cuánto nos desviemos del camino principal.

Esto no será difícil, dado que perderse —o sentir que lo hemos hecho— es tremendamente sencillo, a pesar de contar con un objetivo claro y un mapa. Sobre todo en el exterior de las instalaciones. Tampoco ayuda demasiado el hecho de que las letras del mapa resulten algo pequeñas para leerse con claridad, forzándonos a entornar los ojos para situarnos en más de una ocasión. Por suerte, orientarse no es demasiado complicado.

En cualquier caso, desviarnos o perdernos permitirá que demos con una buena cantidad de coleccionables y archivos de audio, texto y vídeo. Además, nos permitirá empaparnos con su increíble apartado audiovisual, donde gráficamente han cuidado cada detalle y el sonido no hace sino poner la guinda, sobre todo si jugamos con auriculares. La inmersión está garantizada. Especialmente porque nuestro personaje no corre, obligándonos a recorrer con calma las instalaciones.

Sin embargo, esto también puede jugar en contra de Fort Solis. Y es que las vueltas de reconocimiento para comprobar que no dejamos nada atrás antes de seguir con la historia se pueden volver algo pesadas. El paso del personaje puede hacer que optemos por centrarnos en la historia más que en desviarnos y recorrer cada rincón. Sin embargo, cuadra perfectamente con la intencionalidad del juego, ya que poder corretear de un lado para otro rompería el suspense.

Y a fin de cuentas es uno de sus puntos fuertes. Si nos dejamos llevar, viviremos una experiencia con momentos y diálogos que acompañan cada situación de forma natural. Así puede que nos sobresaltemos alguna que otra vez, pero también nos arrancarán alguna sonrisa con comentarios que no quedan fuera de lugar. Además, el juego se encuentra en múltiples idiomas, entre ellos el nuestro, con referencia a la traducción en los créditos finales.

Fort Solis es un walking simulator que hace honor al género. Si bien la tensión no nos hará expulsar el corazón por la boca, el ritmo de la aventura invita a sumergirse. Y cuenta con un abanico de personajes y situaciones que nos mantendrá con la cabeza pegada a la pantalla. Se trata de una experiencia que merece la pena disfrutarse con calma, dejándose llevar por nuestra vena curiosa, mientras recorremos cada rincón de las instalaciones desgranando su historia. A fin de cuentas, respondemos a una señal de auxilio, pero llegamos a un lugar confinado y cuyo personal parece haberse esfumado. La curiosidad mató al gato, pero como digo siempre: murió sabiendo.

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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