¡Qué granuja y pillo es este chico, siempre haciendo el golfo en el bazar!
Análisis de Assassin’s Creed Mirage

24/10/2023 | Aonia Midnight | No hay comentarios
Quienes me conocen bien saben que tengo una relación especial con la saga Assassin’s Creed. Pasados un par de años del lanzamiento del primer título, mi padre me insistió en que lo jugara, ya que seguramente lo disfrutaría tanto como él. Como si de un Salto de Fe se tratara, me lancé sin saber que se convertiría en una de mis sagas favoritas. De hecho, regalarle cada nueva entrega y comentar nuestros progresos y opiniones es casi una tradición. Incluso llegamos a tatuamos juntos el símbolo y el credo del juego. Así pues, cuando se anunció Assassin’s Creed Mirage como una especie de vuelta a los orígenes, me invadió una ilusión especial. Era como regresar a aquellas tardes de verano a los mandos de Altaïr.
En esta ocasión viajaremos a Bagdad y nos pondremos en la piel de Basim, un hombre que solía ganarse la vida robando y aceptando todo tipo de contratos. Pronto su ambición por demostrar su valía le llevará a meterse en un lío que no le dejará otra opción que desaparecer del mapa. Así, acabará no sólo formando parte de los Ocultos, un grupo que trabaja en las sombras, sino que les ayudará a averiguar los planes de la Orden. Y es que han conseguido posicionarse muy bien para manejar todo a placer, aunque es evidente que tienen un objetivo más grande.
Como era de esperar, este regreso a los orígenes nos ofrece una mezcla entre lo viejo y lo nuevo que no deja indiferente. Eso sí, Basim sabe nadar. Nuestros primeros momentos en Assassin’s Creed Mirage servirán a modo de tutorial, y pronto descubriremos que no nos hemos olvidado de combatir, aunque pasen los años. La mecánica consistirá en saber cuándo atacar y cuándo desviar un golpe, o esquivarlo, vigilando nuestro aguante casi tanto como nuestra salud. También podremos golpear más rápido o más fuerte según las circunstancias o el enemigo. Y escoger entre diferentes armas. Además, claro está, de la hoja oculta.
Si contamos con los recursos necesarios, podremos mejorar nuestro equipamiento, tanto en lo que a armas se refiere como en cuestión de trajes. O aumentar la bolsa de los elixires necesarios para recuperar algo de vida, aunque nada nos impide comernos una manzana o un caldito mientras exploramos el mapa. También desbloquearemos nuevas herramientas, como cuchillos arrojadizos, una cerbatana o bombas, con sus correspondientes mejoras. Y dispondremos de la ayuda de Enkidu para explorar los escenarios desde el cielo y marcar objetivos, elementos de interés y enemigos.
Y es que si algo quiere Assassin’s Creed Mirage es que intentemos desenvolvernos de la forma más sigilosa posible. Antes de meternos de lleno en una misión importante, nos informarán de las diversas formas de cumplir nuestro objetivo. Así, podremos colarnos en un lugar, tratando de no llamar la atención de los guardias, o crear distracciones, para lo que podremos contratar algunos servicios con los emblemas necesarios. Ya sabemos lo útil que puede resultar un concierto inesperado o una pequeña revuelta.
Dejar a un lado el sigilo y desenvolvernos con mayor agresividad supondrá un aumento de nuestra notoriedad, así como actividades como rebuscar en bolsillos ajenos o arrebatar vidas. Llamaremos la atención progresivamente, y al llegar al máximo nivel será como tener un cartel de neón sobre Basim. Pero reducir nuestra notoriedad será tan sencillo como pagar con emblemas de poder a los munadi o romper carteles.
En caso de que nos detecten, podremos entrar en combate abierto o huir. Los enfrentamientos no tienen demasiada complicación, aunque contamos con diferentes modos de dificultad si suponen un problema (o resultan fáciles). Por su parte, si optamos por huir, podremos alejarnos del lugar lo suficiente o buscar un sitio para escondernos. En cualquier caso, la inteligencia artificial del juego no nos lo pondrá demasiado difícil.
Asimismo, nos moveremos por un mundo vivo que reaccionará a nuestro paso. La gente de Bagdad responderá a nuestros actos, aunque a veces de forma excesiva, todo sea dicho. Una cosa es llevarse las manos a la cabeza porque estamos escondiendo un cadáver y otra por comernos una manzana de un arbusto, vamos a ver. De igual modo, tras hurgar en un bolsillo escucharemos a la persona quejarse y llamar a los guardias, y no dudarán en alertar de nuestra posición si llamamos la atención.
Por su parte, la mecánica de hurto se basará en pulsar el comando en el momento justo, ampliando o reduciendo el margen de error según el valor de la recompensa. Si nos pillan con las manos en la masa, o no huimos de la zona, podríamos entrar en combate. Eso sí, hacer turismo por bolsillos ajenos puede ofrecernos jugosas recompensas. Algunas de ellas relacionadas con misiones secundarias.
Y es que Assassin’s Creed Mirage no se contenta sólo con una misión centrada en la investigación, que nos llevará de un lado a otro por todo Bagdad. Conforme recorramos los escenarios descubriremos tanto pequeñas misiones, como las Historias de Bagdad, como objetos brillantes difícilmente ignorables, como cofres, libros y sitios históricos. Todo ello envuelto en un apartado audiovisual maravilloso.
No seré yo quien niegue haberme propuesto no desviarme del camino de la historia principal y, sin saber bien cómo, haber terminado en la otra punta del mapa. Bueno, sí lo sabemos, porque empezamos siguiendo brillos y perdemos el norte. Además, no todo está al alcance de la mano, obligándonos a menudo a resolver pequeños puzles (o romper alguna que otra cosa) para acceder al tesoro.
Si nos parece poco, también podremos aceptar contratos de todo tipo en las diferentes guaridas de los Ocultos. E incluso dispondremos de un apartado que recoge todas estas misiones para que escojamos en qué centrarnos. O para que refresquemos la memoria cuando queramos volver a la historia principal, así sabremos cuál es el siguiente paso para acercarnos a la Orden.
Aunque no seré yo quien os juzgue si simplemente os dejáis llevar por los increíbles escenarios de Assassin’s Creed Mirage. Yo misma lo hice en más ocasiones de las que soy capaz de enumerar y no me arrepiento de nada. Además, aunque el juego se encuentra traducido y doblado en múltiples idiomas —con la acreditación correspondiente—, escoger el audio en árabe le sienta estupendamente. Y en caso de elegir nuestro propio idioma, aún escucharemos algunos comentarios de fondo en árabe que no desentonan en absoluto.
Otras opciones que encontraremos en los ajustes nos permitirán cambiar el mapa de los controles o adaptar la experiencia de juego a nuestras necesidades. Así, podremos garantizar el hurto o ayudarnos con el apuntado, por ejemplo. O escoger el tamaño de los subtítulos y la opacidad del fondo, e incluso activar un lector de menús. De igual modo, tendremos la posibilidad de elegir qué ver en el HUD.
Assassins’s Creed Mirage es la vuelta a los inicios que mucha gente estaba esperando. Los mundos abiertos de Origins, Odyssey y Valhalla son estupendos, pero a menudo la historia, o el cuerpo, nos pide algo más contenido e igualmente disfrutable. Contamos con una historia que atrapa y que podremos investigar a nuestro ritmo, y realizar tareas nos otorgará una serie de puntos que invertiremos en el correspondiente árbol de habilidades.
Como en los inicios, he disfrutado recorriendo Bagdad junto a Basim y dejándome llevar por el sigilo y los marcadores del mapa, a veces demasiado. También me he relamido con algunos remates en combates y alguna que otra muerte, sobre todo después de un tiempo sudando para que no me descubrieran. Aunque no os voy a engañar, buena parte de las horas las he dedicado a buscar y acariciar gatos. Bueno, vale, y a saltar sin mirar desde alguna que otra atalaya con catastrófico resultado. Y a pasar por la hoja oculta a guardias con bajas probabilidades de pillarme. Pero eso queda entre Basim y yo. ¡Nada es verdad, TODO está permitido! ¿O no?
Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie
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