Anamorphine, una historia triste

Anamorphine, una historia triste

25/08/2018 | Nix | 2 comentarios

Desde hace algún tiempo podemos observar una tendencia entre algunos indies que se atreven a hablar de sus experiencias con problemas de salud mental. Quieren mostrar al mundo lo que sienten, que se entiendan sus inquietudes y que se elimine el estigma asociado a la gran mayoría de las enfermedades mentales o síndromes que, al no verse tan claramente como un brazo roto, se invisibilizan, romantizan y mitifican. Juegos como Hellblade: Senua’s Sacrifice, The Town Of Light, Fran Bow o The Average Everyday Adventures of Samantha Browne nos abren una pequeña puerta hacia ese tipo de problemas enseñándonos en mayor o menor medida cosas que muchas de nosotras ya conocemos, y muchas otras personas tratan de comprender. Y por eso mismo hoy os traigo Anamorphine (Steam, PS4), una historia sobre la depresión contada por Artifact 5

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En este juego nos metemos en la piel de Tyler, un hombre que trata de reconstruir sus memorias con Elena, su pareja. O eso nos dicen, porque la particularidad de este juego es que no hay ni una sola línea de diálogo, dejando todo a nuestra libre interpretación excepto lo que leemos en la sinopsis del juego antes de comprarlo. Y quizá esa es la clave que hace que este juego sea capaz de representar de una forma adecuada, pero también inadecuada un tema tan delicado y difícil de explicar de manera visual. Sin entrar en zona de spoiler, puesto que es algo que hay que jugar dejándose llevar por las sensaciones y os podría estropear la experiencia, tengo que decir que personalmente me dejó una sensación agridulce.

Por una parte, vemos en Elena (e incluso en Tyler) ciertas características que suelen aparecer en una persona con depresión. Enroscarse en una manta, no salir de la cama, tener la casa desordenada y llena de cajas de comida a domicilio, esas cosas que se hacen cuando no tienes fuerzas para nada porque tus pensamientos drenan toda tu energía. Nos encontramos con medicación, con botellas de (suponemos) algún tipo de alcohol, escenas repetitivas que nos desorientan, recuerdos que nos persiguen una y otra vez sin dejarnos continuar, dándonos la sensación de estar atrapados. Todo, en conjunto, te hace sentir una aproximación surrealista a la depresión, incluso haciendo que te sientas mal en ciertos momentos, cosa que me parece importante en este tipo de juego.

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Sin embargo, por la otra parte tenemos algo que nos desmorona esas sensaciones. Tú, como Tyler, te limitas a ser un mero espectador, a ver cómo tu pareja cae en picado en una depresión, sin mover un solo dedo por evitar ese camino hacia El Evento. Y eso te da la sensación de que realmente a Tyler le da igual lo que pase con Elena. Si no te lo hubiesen planteado como que eres una persona que se supone que la quiere, podría haberse comprendido. Si en lugar de ser Tyler fuésemos la mascota de Elena, que lo máximo que puedes hacer es chuparle un poco la cara, no parecería tan raro el hecho de que, por ejemplo, podamos observar los platos sucios apilándose en el fregadero, como esperando que Elena (que por cierto spoiler que no os voy a contar, resulta que físicamente también tiene cierto impedimento) sea la que arregle la casa. Parece una tontería, pero es un detalle que nos deja entrever que Tyler no intenta ayudarla en nada.

Y es posible que esto lo hagan para sugerirnos que por culpa de la depresión de Elena, Tyler también acaba cayendo en la suya propia. Esto me parece bastante peligroso, al dejarnos la libertad de deducir que Elena es la culpable de ello, aunque de vez en cuando nos dejen caer algunas pistas sobre que Tyler también siente cierta culpabilidad (pero sigue sin hacer nada). Quizá esto sea solo mi propia percepción, porque como ya os he dicho, la falta de diálogo nos deja una interpretación bastante libre, pero eso me destrozó completamente la experiencia, eliminando cualquier atisbo de empatía que podría tener con Tyler. Porque culpabilizar a alguien con depresión de un problema ajeno a esa persona no es algo que se pueda dejar pasar como una simple anécdota.

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A todo esto también hay que añadirle otro problema, y es que el juego tiene dos finales. Esto realmente no sería algo malo, más bien todo lo contrario teniendo en cuenta que una decisión puede cambiar completamente tu vida, pero hubo un error de planteamiento. La primera vez que juegas lo más fácil es que pases por alto que hay dos finales, porque esa acción tan concreta que necesitas para ir al final bueno está semiescondida. Y te vas al final malo. Y te preguntas para qué has jugado, si te estampan en la cara que dan igual tus decisiones. Hasta que te dan el logro del final malo, descubres que existe otro y decides ir a por el final bueno. Das vueltas por todo el juego otra vez, pensando en qué podría ser el detonante que hace que te vayas hacia uno de los dos finales. Y lo encuentras, ves el final bueno y comprendes por qué existen dos. Pero eso habría sido más útil si el primero que te hubieses encontrado no te hubiera estropeado las sensaciones de la primera vez que juegas.

Historia aparte, también nos encontramos con problemas de jugabilidad que, siendo un juego indie, podemos pasar un poco por alto (teniendo en cuenta que ya lo están solucionando). En la versión de PS4, que es la que he jugado, me encontré con bugs que cerraban el juego, caídas de frames cada pocos segundos, tiempos de carga larguísimos (teniendo en cuenta que el escenario no es precisamente un mundo abierto enorme) e incluso las típicas texturas pixeladas que se ve que no están completamente cargadas. Un cúmulo de cosas que podrían haber solucionado antes del lanzamiento, porque es algo que molesta bastante cuando es un juego tan visual, pero que podemos llegar a comprender por el hecho de ser un estudio tan pequeñito.

No obstante, a pesar de sus errores tanto en la jugabilidad como en la ausencia de interacciones de Tyler, hay algo que destacaría sobre todo lo demás, y que quizá hiciese que comprase el juego otra vez aunque fuese solo para tenerlo abierto de fondo. No, no me he vuelto loca, es solo que su OST es completamente maravillosa, y podéis comprobarlo aquí.

 

En definitiva, esperaba más de este juego, su premisa me presentaba algo necesario para que la gente pudiese comprender mejor qué es tener una depresión, y sin embargo por ciertos detalles terminó decepcionándome. Quizá cuando lo vuelva a jugar dentro de un tiempo y cuando hayan arreglado los problemas técnicos, lo pueda ver y entender de otra forma. Pero hasta ese momento me quedaré escuchando una y otra vez las canciones con las que Elena me ha transmitido su historia.

 

Copia del juego facilitada por Artifact 5, ¡muchas gracias!

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Nix

I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.

2 comentarios
Ka'alshya
Ka'alshya 25/08/2018 a las 11:43 am

La canción que has puesto se parece mucho a «In Hushed Whispers» del DAI!!!!

Me apunto la OST <3

Rena
Rena 26/08/2018 a las 3:46 pm

Qué interesante, aunque yo no creo que lo juegue por experiencias personales, me ha gustado leer el artículo.

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