Shadow of the Tomb Raider: la que has liado

Shadow of the Tomb Raider: la que has liado

25/01/2019 | Naitmarr | 1 comentario

Cuando llegué al Game a recoger mi reserva de PS4 de Shadow of the Tomb Raider (2018) pensé: “Bueno, a por otro triple A con mi personaje favorito de protagonista, lleno de tiroteos eternos y más bien vacío de la esencia de la saga de antaño”. ¡Qué equivocada estaba!

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El relanzamiento de la saga Tomb Raider que comenzó en 2013 no parece haber satisfecho la sed de Lara Croft que tenía el fandom adecuadamente, siendo estas últimas entregas de la nueva trilogía duramente criticadas por falta de innovación en las propuestas. Las mecánicas repetitivas y los múltiples puzles igualmente estructurados a lo largo de los mapas llegaban a convertir al juego en un periplo tedioso. En esta última entrega, que comienza prácticamente en el punto donde terminó Rise of the Tomb Raider, Lara continúa su persecución a la organización de Trinity por América del Sur y “coge prestado” un artefacto, acción que desencadenará una suerte de apocalipsis maya que deberá tratar de frenar y por el que se sentirá tremendamente culpable.

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Si bien es cierto que por motivos personales me fascina más de lo que me gustaría la tónica de mi padre al que admiro mucho no pudo terminar esto así que lo termino yo (¡gracias infinitas por enseñarme este juego de pequeña, papá!), me rechina un pelín el hecho de que sigan metiendo con calzador una figura paterna para Lara incluso cuando no tendría por qué haberla (Roth en la entrega de 2013, por poner un ejemplo de muchos). Por aquí el test de Bechdel no sé yo si lo pasamos. Pero también es cierto que los nuevos círculos afectivos de Lara la hacen más humana y enriquecen al personaje sin despojarla de sus rasgos característicos (aunque ahora sea más tierna y blandita que la femme fatale que acostumbrábamos a conocer). Siempre me he considerado muy purista de la saga y, aunque me gusta esta Lara más joven, impulsiva y noble… más de una vez me he sorprendido a mí misma esperando encontrar en cada nueva entrega ese punto de inflexión, ese instante que justifique por qué Lara se convirtió en una persona más fría y calculadora. Quizá ese momento no llegue nunca, pero supongo que me mantiene con ilusión el estar expectante.

No puede sino añadirse aquí el hecho de que el equipo detrás de este juego ha hecho grandes esfuerzos por estar a la orden del día, tanto a la hora de dotar a la protagonista de una personalidad distinta como de tratar ciertos temas. Ya me pareció bastante interesante que propusieran a una Lara cuya ocupación tuviera consecuencias reales (cuando la vi en los tráilers tan arrepentida y asustada por haberse equivocado se me encogió el corazón), pero además han abierto el melón de la relación entre la arqueología, la cultura y el respeto, planteando así un punto de vista a tener en cuenta, como bien apunta el director narrativo Jason Dozois: “[Ser un superviviente], lo que significa eso para nosotros es convertirse en alguien más respetuoso con el uso de la arqueología; no es solo poseer un objeto, entrar a una tumba, hacer que todo se desmorone e irse. Es aprender que la arqueología es también cultura, historia y lenguaje, y eso involucra a las personas” (fuente). Con el modo inmersivo podemos incluso escuchar las conversaciones de los personajes del entorno en su propio idioma y no traducido. Esto es: plantear la problemática de una mujer blanca y rica buscando artilugios varios en tierras extranjeras, utilizando la humillación como herramienta a través de la narrativa a lo largo de todo el juego. Pero ya está Jonah aquí (¡hola, figura paterna!) para ponernos los pies en la tierra y ayudarnos a ver que la solución no es lamentarse, sino ponerse manos a la obra para intentar enmendar nuestros errores y poder seguir adelante.

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Sin embargo, respecto a los personajes me gustaría añadir que las figuras femeninas son más numerosas, están más presentes, son independientes (que ya no todas fuertes… ¡No hace falta que sean fotocopias de la comandante Shepard! Ejem, ejem) y aunque eso no debería ser noticia a estas alturas de la vida pues siempre se agradece. Pero llegamos a la parte del juego que más me ha gustado descubrir en esta entrega: ¡la jugabilidad! Desde que lo empecé no he parado de contarles a mis amigues cuánto me alucinaba el hecho de que Shadow of the Tomb Raider fuera una especie de mezcolanza de mecánicas entre las exigencias de los triple A actuales y las de la saga original (¡y una mezcla, a mi gusto, muy bien equilibrada!). Todo tiene el protagonismo justo: nadar, escalar, huir… Hay más tumbas y criptas que explorar que en las entregas anteriores (además de contar con estructuras más variadas), ahora el crafteo tiene más utilidad, el mapa es más grande, las skins más cuantiosas (¡que te puedes poner el aspecto que tenía Lara en Tomb Raider I, Tomb Raider III e incluso del Angel of Darkness! ¿Qué hay mejor que eso?) y los puzles más interesantes, además de otras muchas mejoras y unos paisajes que te dejan con la boca abierta mientras le das al piolet. Con deciros que es la primera vez en muchos, muchos años que me apetece genuina y sinceramente hacer las misiones secundarias y completar el juego una vez terminado… (¡y mira que soy vaga hasta para jugar!).

En definitiva, Shadow of the Tomb Raider ha sido una grata sorpresa para todos mis sentidos y para la purista pero a la vez moderna mente que escribe estas líneas. Y ahora me voy a la otra punta del mapa, que me quedan lo menos 238374 tumbas que saquear y mucho quechua que estudiar.

(Fuente de las imágenes: capturas propias).

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Naitmarr
Naitmarr

Comiquera wannabe, trve gamer girl y parte de esta movida porque oye, qué pasada.

1 comentario
Kay
Kay 02/02/2019 a las 11:20 pm

Lo que a mí me crispa es que en los originales creo que había seres mitologicos y extintos, ahora todo eso se dejó de lado por una aventura más, digamos, intensa. Ya no es kitsch, ni colorido. Pero bueno, en realidad creo que así está mejor jaja

En la era de PSX el objetivo era otro. Lo que se buscaba era la espectacularidad visual y la sensación de estar dentro de un mundo virtual, de ver algo de fantasía y decir «este es otro mundo»: no recreaba, te transportaba a otra realidad. No habia esa espiritualidad de la que ahora revisten a Lara. Está bien, las épocas cambian, hay que adaptarse.

¿Pero qué tiene de malo que las mujeres no sean La Comandante Shepard?, Haizea es un amor, y ojalá verla representada en algún juego (Guiño, guiño).

Nada más que añadir, muy buen texto!.

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