¡Condenada maldición!
Análisis de Thymesia

23/08/2022 | Alystrin | No hay comentarios
A veces sólo es necesario que un título haga clic en tu cabeza para que le des la oportunidad a un género que ni se te habría ocurrido tocar. Me ocurrió con Hellblade y Song of Horror para los juegos de terror, y posteriormente con Elden Ring para los soulslike. Desde ese momento, ciertos anuncios que pasaba con indiferencia comenzaron a cobrar interés. Así llegué a descubrir Thymesia, desarrollado por el los taiwaneses Overborder Studio. Nuevamente nos encontramos ante un grupo independiente y frente a su primer lanzamiento, aunque parte de sus integrantes ya han trabajado en otras compañías.
La trama de Thymesia no podría resultarnos más familiar. Se ha declarado una plaga en el mundo, al principio ignorada pero posteriormente motivo de gran preocupación por su incurabilidad. Sin embargo, en el reino de Hermes parecen haber encontrado una cura basada en principios alquímicos. Aunque en un primer momento pareció resultar eficaz, el precio a pagar fue demasiado alto y como consecuencia ahora se encuentra invadido por monstruos y ciudadanos infectados. Con estos exiguos datos dará comienzo nuestra aventura, e iremos desgranando la historia mediante textos y conversaciones a lo largo de todo el juego.
Tomamos el control de Corvus, un personaje envuelto en misterio incluso para sí mismo dada su amnesia. Iremos desvelando su pasado con ayuda de Aisemy, una niña que nos rescata tras un fallido primer combate y nos asistirá durante nuestro viaje. Utilizaremos un sable y una garra como armas principales, aunque podremos utilizar otras especiales que se valen de la infección para causar daños. Las iremos desbloqueando paulatinamente, empleando fragmentos que dejan caer los enemigos. Este sistema de mejoras progresivas se aplica también a las pociones que emplea nuestro personaje, siendo necesario derrotar a determinados minijefes opcionales para obtener estas mejoras.

«Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas» — Edgar Allan Poe
El sistema de subida de nivel, además de en sus características principales (energía o infección, vitalidad y fuerza) se basa en un árbol de talentos. En él decidiremos qué queremos potenciar en función de nuestro modo de juego. Incluso hay ciertos sistemas que solamente tendremos disponibles de esta forma, como es el caso del bloqueo de ataques enemigos. El tutorial es bastante explicativo para aquellas personas que no están familiarizadas con la mecánica tipo souls, con los bloqueos y los contraataques (o parrys) y se agradece. Aun así se queda corto en algunos aspectos, como en el uso de las armas infectadas, y tendremos que ir experimentando si queremos sacarles todo el partido.
Los enemigos son bastante variados, aunque los menores no son complicados de dominar. Hay que destacar que cuentan con una barra de vida, que veremos todo el rato, pero al golpearles aparecerá sobre ella una barra verde que indica que si les golpeamos con la garra les haremos un daño equivalente al tamaño de dicha barra. Sin embargo, hay que tener cuidado, porque transcurridos unos segundos habremos perdido esa oportunidad. Al contrario que ocurre en Sekiro, la ventana de parry es muy pequeña, y resulta más sencillo esquivar que utilizarlo durante el combate. Sin embargo, incluso esta acción tiene unos tiempos determinados, y el dominio de este ritmo concreto nos conducirá a más de una muerte indeseada. Tanto los minijefes como los bosses nos complican bastante la situación, y pueden llegar a ser verdaderamente complejos. Bien sea por la fuerza de sus ataques, porque se curan progresivamente recuperando la totalidad de vida si nos tomamos la cosa con calma, o por todo a la vez. Eso añade un punto extra de estrés al combate, y una vuelta de tuerca interesante con una mecánica que no suele verse en este tipo de juegos.
Aunque el título es muy corto (abarca únicamente cuatro zonas con sus respectivos enemigos principales obligatorios) cuenta además con misiones secundarias opcionales. En ellas volveremos a recorrer las zonas y completaremos ciertos objetivos, como encontrar algunos ítems o destruir algún elemento concreto. Tener éxito en ellas sirve tanto para ahondar en la trama como para conseguir objetos que necesitaremos si queremos obtener todos los finales del juego. Aunque están bastante diferenciadas, en todas ellas sentiremos la plaga en mayor o menor medida. No solamente por los personajes que nos encontremos, sino también por el escenario. Una ciudad abandonada, un circo en ruinas o unos jardines infectados son algunas de las zonas por las que transcurre la acción del juego. Podemos completarlo entre 5 y 7 horas, dependiendo del tiempo que nos lleve recorrer cada una de ellas y del contenido opcional que deseemos realizar.

«Y el impávido cuervo osado aún sigue, sigue posado, en el pálido busto de Palas que hay encima del portal» — Edgar Allan Poe
Es imposible no ver Thymesia como un juego que se inspira claramente en Bloodborne. La trama, la estética, los sonidos… todo nos recuerda a nuestras andanzas por Yharnam. Asimismo, hay una fuerte influencia de Sekiro: Shadows Die Twice, que se nota sobre todo durante los combates. Y por supuesto, aparecen los elementos comunes a todos los Souls: la música ominosa durante los encuentros, los recursos que perdemos si nos matan, los enemigos que se regeneran si descansamos, el primer jefe imposible. Las similitudes son incontables. Sin embargo, es considerablemente más lineal que Bloodborne, y el camino a seguir está bastante más marcado. En cuanto a dificultad, hay que decir que los combates contra los jefes son un verdadero desafío, y el requerir de forma tan minuciosa un ritmo concreto, incluso al esquivar, hace que por momentos la curva de dificultad sea verdaderamente elevada.
Aparecen varias opciones destacadas en cuanto a la configuración. En primer lugar, podremos elegir idioma, estando subtitulado por completo al castellano salvo algún fallo menor, que no altera la experiencia. También podremos desactivar el desenfoque de movimiento y, algo muy importante, establecer la sensibilidad de la cámara. Puede parecer una alternativa menor, pero en muchos juegos es esta característica la que puede estropear por completo nuestra partida, al marearnos o levantar dolor de cabeza. Como controles podemos emplear el teclado, pero también es completamente compatible con mando si (como es mi caso) preferimos este sistema.
Como fan neófita de los souls que soy, he disfrutado enormemente de Thymesia. Aúna muchos elementos significativos de títulos emblemáticos, como la ambientación de Bloodborne (personajes principales incluidos) y la mecánica de combate de Sekiro, pero también consigue mantener su propia identidad. La trama es interesante y está narrada de un modo que queremos saber más. Podríamos decir que es un homenaje indie a toda la obra de Miyazaki que, en conjunto, funciona muy bien. Porque una vez pasado el primer momento de sorpresa ante las más que evidentes similitudes, es un juego que cuesta dejar, aunque sea solamente un rato.
Clave proporcionada por Team17.