Cinco minutos sobre la arena y una semana encontrándola por casa
Análisis de Atlas Fallen

09/08/2023 | Aonia Midnight | No hay comentarios
Creo que a estas alturas de mi estancia en Todas Gamers no sorprende a nadie lo poco que exijo a los videojuegos. Tengo la firme creencia de que no todos los juegos deben optar al GOTY, ni lo pretenden, y que eso está bien. Con una historia que sea fácil de seguir y unas mecánicas que no me compliquen demasiado la vida suele ser suficiente para captar mi atención. Si además se fomenta o recompensa la exploración, lo más probable será que me sumerja de lo lindo. En esta línea, Atlas Fallen mostró sus cartas en el tráiler promocional y nos da lo que prometía.
Nos encontramos ante un RPG de acción en tercera persona donde encarnaremos a un personaje sin nombre al que podremos personalizar a nuestro gusto. Escogeremos parte a parte entre diversos elementos predefinidos hasta conseguir el aspecto que deseemos. E independientemente de esto elegiremos entre una voz masculina o femenina. Así nos situaremos en el inicio del juego, que servirá a modo de tutorial para que nos familiaricemos con sus mecánicas. También funcionará para que elijamos si preferimos jugar con ratón y teclado o con mando —o en Steam Deck— y para que conozcamos la base que dará pie a la historia.
Nuestro personaje forma parte de una caravana de Sin Nombres sometida a la tiranía de los guardias y cuya supervivencia pende de un hilo. Los recursos son limitados y los espectros rodean la caravana, reduciendo las posibilidades de huir y salir con vida. Sin embargo, hay personas dispuestas a rebelarse contra Morrath y sus guardias e intentar sobrevivir por su cuenta. Y sus posibilidades aumentan cuando encontramos un Guantelete que nos otorga un extraño poder, además de la posibilidad de escuchar en nuestra cabeza la voz de un antiguo dios.
Así, nos convertiremos en adalides de Nyaal en su batalla contra Thelos, y controlaremos el poder de la arena, aunque no conoceremos todo su potencial desde el inicio. Dedicaremos gran parte de nuestra aventura a buscar los fragmentos de habilidad del Guantelete. Y una vez reunidos podremos impulsarnos en el aire, desenterrar elementos o destrozar puertas. Eso sí, desde el principio podremos crear un escudo de arena sobre nuestra piel para bloquear un golpe y deslizarnos por la arena con agilidad.
Pero eso no es todo. A lo largo de la aventura nos toparemos con monstruos que no dudarán en atacarnos. Y si utilizamos nuestra piel de arena en el momento preciso, descubriremos que no sólo evitaremos recibir daño, sino que cristalizaremos a nuestro enemigo. Esto lo paralizará momentáneamente y podremos aprovechar para acabar con él o reducir su vida considerablemente.
De igual modo, conforme golpeemos a nuestros oponentes, acumularemos ímpetu que nos permitirá realizar ciertos ataques o acciones e incluso destrozarlos con un golpe potente. O a una de sus partes, dado que a menudo nos enfrentaremos a monstruos gigantes con diversos puntos débiles. Sin embargo, el ímpetu cuenta con una desventaja, ya que nuestros ataques serán más fuertes, pero también el daño que recibamos de nuestros enemigos. Y al gastar este ímpetu, utilizando la fragmentación, volveremos a la casilla de salida, debiendo acumularlo de nuevo con todo lo que ello implica.
Nuestra barra de ímpetu está dividida en tres secciones, y cada una de ellas tiene asignada determinadas gemas de esencia que podremos desbloquear, fusionar y cambiar al gusto. Además, podremos mejorar estas gemas de esencia si obtenemos los materiales necesarios. Y lo mismo ocurre con nuestra armadura. De este modo, adaptaremos nuestro equipo a las necesidades del momento o a la forma de combatir que tengamos. También desbloquearemos ventajas que activarán una serie de poderes permanentes.
Altas Fallen no es sólo combate, también es exploración. Recorreremos diferentes mapas deslizándonos por la arena a gran velocidad y abriendo caminos con los poderes del Guantelete. Además, a nuestro paso encontraremos cofres y artilugios, así como una buena cantidad de misiones secundarias. Éstas no se alejarán mucho de la recadería, pero servirán para que explorar el mapa tenga un fin más allá que recorrerlo de un lado a otro. De igual modo, la misión principal se dividirá en otras más pequeñas, aunque en gran medida consistirá en buscar fragmentos o hablar con determinadas personas. Y no sólo tendremos un objetivo principal y diversas misiones secundarias, también encontraremos tareas que completar si nos apetece desviarnos.
Hallar los fragmentos tampoco será excesivamente complicado. Si utilizamos los sentidos de Nyaal, podremos ver dónde se esconden e ir en su búsqueda, aunque a veces deberemos dar más vueltas de las que esperábamos o superar ciertas plataformas. También servirá para orientarnos respecto al siguiente objetivo de la misión sin abrir el mapa. Y algo parecido ocurre con los tesoros, ya que en el escenario encontraremos puntos panorámicos que, al activarlos, marcarán cofres en nuestro mapa. Cabe destacar, además, que antes de cambiar de zona nos advertirán de que quizás es buen momento para revisar que no dejemos nada atrás. Y disponemos de viaje rápido entre yunques si no nos apetece recorrer largas distancias surcando la arena.
Estos yunques servirán también para mejorar el Guantelete, la armadura y la barra de ímpetu, así como para activar las ventajas, guardar manualmente o recuperar salud y cargas del ídolo. Y es que para curarnos tendremos que contar con cargas suficientes, aunque será tan sencillo como golpear lo suficiente a nuestros enemigos. De igual modo, cuando desenterremos un yunque, Nyaal nos contará cosas sobre su pasado o del lugar en que nos hallemos.
Atlas Fallen se encuentra disponible en varios idiomas, entre ellos el nuestro, y el equipo de traducción se encuentra acreditado en el apartado correspondiente. Sin embargo, en más de una ocasión, estuve tentada de desactivar los subtítulos por falta de sincronización, ya que los textos nada tenían que ver con lo que decían los personajes en inglés. O con la parte de la historia en la que estábamos. Tampoco existe la posibilidad de cambiar su tamaño. Lo que sí podremos hacer es desactivar el movimiento de la cámara o regular su sensibilidad por si nos mareamos durante la partida. Y cambiar la dificultad en cualquier momento.
No se trata de un juego difícil, pero su inicio sí puede resultar algo tosco si nos cuesta hacernos a sus controles o tiempos. En su dificultad intermedia, los enemigos presentan resistencia y nos obligarán a utilizar de forma precisa la piel de arena y las esquivas. Sin embargo, podemos invitar a otra persona a unirse a nuestra partida (o hacer lo propio) si se nos hace cuesta arriba. O por el mero placer de disfrutar de la historia en compañía.
Quizás donde más destaca, junto al combate y la forma de movernos, es en su apartado gráfico, ofreciendo un mapa amplio que invita a ser explorado, donde a menudo nos desviaremos más de lo esperado si nos dejamos llevar por brillos, puntos panorámicos y cofres. O siguiendo a la fauna en busca de un tesoro enterrado, destruyendo atalayas o tratando de provocar la furia del Centinela, una especie de encerrona de combate. Por su parte, el sonido, si bien acompaña bien nuestros movimientos, no destaca especialmente, lo cual permite jugar con otras cosas de fondo.
Nos encontramos ante un título de los que pasan desapercibidos, pero que tiene mucho que ofrecer. Se nota que bebe de otros juegos y es interesante ver en qué puntos se inspira y a qué títulos nos recuerdan ciertos elementos. Sin destacar especialmente, invita a sumergirse con una historia que no deja indiferente y unos escenarios con gran cantidad de cosas que hacer. Cuenta con un combate dinámico y satisfactorio, y las horas pasarán sin apenas darnos cuenta mientras recorremos el mundo deslizándonos por la arena y limpiando el mapa. Sin lugar a dudas, Atlas Fallen es la clase de juego con el que poner de fondo un streaming, podcast o música mientras desconectamos el cerebro y nos dejamos llevar.
Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie