En nave espacial no me mareo, oye

Análisis de Starfield

Análisis de Starfield

No resulta sencillo analizar un juego del volumen de Starfield, incluso aunque comparta similitudes con los últimos títulos de The Elder Scrolls y Fallout. No tanto por lo que podemos (o no) hacer en él, sino por la cantidad de horas que se requiere para ver absolutamente todo en profundidad. Así pues, hoy más que nunca, vayamos por partes.

A lo largo de los últimos años, hemos podido ver el avance de lo que prometía ser el proyecto más grande, complejo y detallado de Bethesda Game Studios. Tanto es así que, en algunas presentaciones, casi resultaba abrumador asistir a tales magnitudes de contenido. Y daba pie a pensar dónde estaba la trampa (o en qué puntos fallaría), para qué engañarnos. Por suerte o por desgracia, la experiencia es bastante similar a otros títulos de Bethesda, resultando familiar a la vez que rebaja esa sensación de exceso. Al menos superadas las primeras horas de juego.

Nuestra aventura comienza picando en una mina. Formamos parte de Argos y nuestro trabajo consiste en extraer materiales en una excavación. Así, nos toparemos con un Artefacto que nos hará flipar en colores (literalmente) y antes de que nos demos cuenta estaremos en la enfermería escogiendo nuestro aspecto y personalidad. Disponemos de un amplísimo abanico de opciones para caracterizar a nuestro personaje al dedillo, entre las que también podremos escoger nuestro pronombre.

Los primeros pasos servirán a modo de tutorial, aunque tardaremos una considerable suma de horas en descubrir todo lo que Starfield tiene que ofrecernos. Y debido a su gigantesca cantidad de contenido, recomiendo encarecidamente tomarse las cosas con calma y no tratar de verlo todo en el menor tiempo posible. Es decir, dejaos llevar por la historia principal y desviaos del camino con aquellas secundarias que atraigan vuestra atención. Hay tiempo para todo, e incluso podremos continuar haciendo cosas al terminar la misión principal. O iniciar una Nueva Partida+.

Por su parte, si algo no nos queda claro o se nos va de la cabeza con tanta información, disponemos de un menú de ayuda para consultar en cualquier momento. Aunque conforme avancen las horas nos desenvolveremos con soltura, todo sea dicho. Además, se trata de un juego que invita a explorar sus amplios escenarios e interactuar con NPCs y entorno. Y, por supuesto, a coger todo lo que no esté anclado al suelo, aunque nuestra capacidad sea limitada.

Captura de pantalla de Starfield. Conversación con una niña.

De hecho, si tratamos de llevar demasiadas cosas encima, nuestro personaje sufrirá las consecuencias, ya que la sobrecarga hará que consumamos oxígeno al intentar correr. Eso sí, siempre podemos ir andando (muy) despacio hasta una tienda, compartir la carga con quien nos acompañe o depositarlo en la bodega de la nave. Bueno, vale, o tirarlo por el suelo, no seré yo quien os juzgue.

Llama la atención lo poco intuitivos que pueden llegar a ser los mapas, tanto en los numerosos planetas para explorar como en las ciudades. A menudo nos veremos dando vueltas como pollos sin cabeza por no recordar dónde comprar o vender objetos, por ejemplo. Sin embargo, la cosa mejora en el mapa estelar, que dispone de varias vistas —planeta, sistema y galaxia— y que utilizaremos para viajar por el espacio.

A través de este mapa podremos escanear un planeta o satélite para obtener información del mismo, conocer el nivel recomendado para acceder a ellos, e incluso ver los puntos de interés. Y si no nos apetece estar 7 horas surcando el espacio hasta llegar a nuestro destino, siempre podemos utilizar saltos gravitacionales o el viaje rápido. También podremos intentar viajar rápidamente desde el menú de misiones, estableciendo el rumbo hacia nuestro destino. Eso sí, tened cuidado si soléis marearos con los videojuegos, porque los paseos en nave espacial pueden ejercer ese efecto.

En cualquier caso, a veces nos cruzaremos con otras naves en nuestros viajes espaciales y tendremos curiosas conversaciones. O tratarán de asaltarnos, forzándonos a entrar en combate si queremos salir con vida. Además, no será raro desbloquear alguna misión secundaria, aunque esto es algo que ocurre prácticamente cada dos pasos. Y es que no siempre sabremos que estamos dando pie a que esto ocurra. Por suerte, el apartado de misiones está dividido en diferentes tipos, facilitándonos enormemente encontrar aquellas que nos interesa cumplir según nos apetezca.

Conforme avancemos en la partida y realicemos determinadas acciones o tareas, conseguiremos experiencia que se transformará en puntos de habilidad. Deberemos repartir estos puntos en varias secciones —Tecnología, Ciencia, Combate, Social y Físicas—, lo que nos permitirá adaptar la partida a nuestro estilo de juego. De igual modo, cada habilidad cuenta con cuatro rangos que aumentarán sus bonificaciones. Para poder desbloquear el siguiente nivel de rango deberemos cumplir un desafío y disponer de puntos de habilidad. De esta forma podremos desde cargar con más peso hasta robar o construir puestos en planetas con un entorno extremo.

En cuanto a la exploración como tal, destaca  sobre todo la amplitud de los escenarios, que puede llegar a resultar abrumadora. Sin embargo, tanto el escáner que portamos como la posibilidad de investigar recursos, flora y fauna son una carta de invitación a quienes adoran explorar. Además, descubrir el 100% de estos elementos nos otorgará una recompensa.

Captura de pantalla de Starfield. Planeta.

Por su parte, podremos extraer gran cantidad de recursos y utilizarlos para mejorar nuestra nave. De igual modo, si hemos recibido un daño considerable al entrar en combate —o por ser torpes a los mandos como yo—, podremos utilizarlos para repararla. Y para aquellas personas que quieran construir la embarcación de sus sueños, el modo Astillero permite personalizar casi cualquier aspecto de éstas. Eso sí, habrá que avanzar considerablemente en el juego para acceder a él.

En nuestra nave, además, encontraremos a nuestros potenciales compañeros, por lo que podremos alternar entre ellos casi en cualquier momento. También tendremos la opción de asignarles un puesto en la embarcación, lo que nos proporcionará una bonificación según sus cualidades. Y si bien en nuestros viajes podremos encontrar objetos ilegales de gran valor, no será fácil colarlos en algunos planetas, ya que realizarán un escáner antes de dejarnos aterrizar.

Para sacar el máximo partido a nuestra aventura tampoco estará de más invertir algo de tiempo en los puestos de investigación. Aquí acudiremos con los recursos necesarios para aprender nuevas fórmulas de fabricación y modificación. Pero si la pereza nos posee, encontraremos todo tipo de trajes y armamento durante nuestros viajes. Ya sabéis que saquear a nuestros enemigos caídos en combate es prácticamente obligatorio en los juegos de Bethesda. Por lo que puedan llevar.

Otro regalito que podemos llevarnos de nuestros enfrentamientos (y conducta temeraria) son las dolencias. A lo largo de la partida pasaremos por múltiples estados como los achaques, la inflamación, huesos rotos o envenenamiento, entre otras muchas. Además, no será algo que pase desapercibido, ya que nuestro reloj brújula nos lo hará saber hasta que pongamos remedio. Conoceremos más sobre la dolencia si comprobamos el estado de nuestro personaje y deberemos ponerle remedio si no queremos que sea un lastre en nuestra aventura. Por suerte, existen múltiples tratamientos y no tendremos que devanarnos los sesos para escoger el remedio correcto.

Algo que llama la atención de Starfield es su apartado audiovisual. Y es que se ve estupendamente e invita a sumergirse hasta tal punto que la primera vez que me puse a explorar me llevé un susto al mirar el reloj. Sin embargo, no se puede decir que quite el aliento, aunque asusta pensar cuánto pesaría y cuántos recursos consumiría de ser así. Donde más se le ven las costuras es en las animaciones, especialmente si jugamos en nuestro idioma, ya que los fallos saltan a la vista desde el primer momento.

Captura de pantalla de Starfield. Espacio.

No tardaremos en encontrar errores en la traducción que si bien no afectan a la comprensión, sí resultan desconcertantes. Lo mismo ocurre con lo desincronizadas que están algunas animaciones durante los diálogos, donde llegaremos a ver cómo mueven los labios personajes que hace rato que dejaron de hablar. O seguiremos escuchando a un personaje que no mueve la boca. Por suerte, estos fallos se compensan con una historia que mantendrá nuestra atención de principio a fin y unos diálogos que conseguirán arrancarnos alguna sonrisa. Y si el carisma de algún personaje nos roba el corazón, podemos intentar iniciar una relación romántica.

Interactuaremos con múltiples personajes a través de opciones de diálogo. Y una mecánica que me ha llamado especialmente la atención ha sido la utilizada para persuadir. Cuando intentemos convencer a otra persona para que haga lo que deseamos, deberemos escoger entre diferentes respuestas con diversos niveles de riesgo. A mayor riesgo, tendremos menos probabilidades de acertar, pero obtendremos una mayor recompensa. Y también cuenta con una de las mejores mecánicas para forzar cerraduras que me he encontrado, donde utilizaremos ganzúas digitales y deberemos resolver un puzle para conseguir el acceso.

Starfield es, sin lugar a dudas, un juego de Bethesda con todo lo que ello implica. Quizás en ocasiones parezca que podría evolucionar en algunos aspectos, sobre todo en cuanto a animaciones se refiere, pero lo compensa enormemente con lo que ofrece. Y es que si algo nos gusta de las sagas The Elder Scrolls o Fallout es poder explorar prácticamente sin límites. Con lo que tenemos un mundo de fantasía medieval, otro de postapocalipsis nuclear y ahora también la inmensidad del espacio.

En cualquier caso, estamos ante un pozo de horas en el que sabemos cuándo entramos pero no cuándo salimos. Ya sea porque intentamos llevarnos, y vender o coleccionar, todo lo que no esté anclado, o porque nos decimos aquello de “un planeta más y lo dejo”. O porque intentamos descubrir cuánto cuesta llegar sin viajes rápidos. ¡Por la ciencia!

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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