O cómo llevo un año mudándome física y virtualmente

Análisis de Moving Out

Análisis de Moving Out

A lo largo de mi vida he cambiado de lugar de residencia en varias ocasiones por múltiples razones. Si bien, por suerte, la mayoría de éstas me pillaron siendo todavía muy niña y la mudanza recayó prácticamente en su totalidad sobre mis padres, la última no. Pronto hará un año que me independicé, lo cual significa meter en cajas todos los trastos que has ido acumulando a lo largo de tu vida y llevártelos a otro sitio. Zarrios que, en mi caso, son muchos y que debido a la pandemia provocada por la COVID-19, hemos movido por tandas muy espaciadas en el tiempo. No en vano, nada más poner los pies en el pueblo catalán que nos acoge, recibí la noticia de que mi tierra, Aragón, iba a ser confinada perimetralmente en los siguientes días. Es decir, hasta nueva orden, no podía volver a por el resto de mis cosas. Automáticamente, mis planes para la mudanza se fueron al cuerno y la nueva organización implicaba aprovechar las pocas veces que pudiéramos volver para trasladar cacharros. De hecho, todavía quedan algunas cosas en la casa que me ha visto crecer, lo que significa al menos uno o dos viajes más. ¿Podríamos haber alquilado un vehículo específico? Claro, por qué no. Pero aquí manda el dinero. Y dadas las condiciones del sitio en el que vivimos, hubiera sido una paliza que no compensa. Pero no he venido a hablaros de mi vida o de las anécdotas que ha supuesto cambiar de Comunidad Autónoma en mitad de una crisis sanitaria.

El caso es que, en esta línea de acontecimientos, la buena gente de Patreon nos pidió que habláramos de Moving Out, el Overcooked de las mudanzas. Y como amante de este tipo de cooperativos, no pude hacer menos que autoasignarme la ardua tarea de probar el título. Si me estaba trasladando en lo físico, ¿por qué no dedicarme a ello en lo virtual? Así pues, agarré del brazo a mi compañero de multijugadores habitual y nos subimos al camión de mudanzas de la empresa Smooth Moves.

Las comparaciones son odiosas y la realidad es que Overcooked sentó cátedra en lo que se refiere a este tipo de juegos. Es muy difícil no pensar en él al probar un nuevo título de características similares. Me ocurrió con Tools Up!. De nuevo con Shakes on a Plane. Y Moving Out no iba a ser diferente. Por suerte para todo el mundo, las diferencias entre estos videojuegos son lo suficientemente palpables como para no sentir que estás jugando una y otra vez lo mismo, pero con profesiones diferentes. Es decir, la fórmula se mantiene, pero la jugabilidad varía. Y menos mal.

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En Moving Out formaremos parte de la empresa de transportes Smooth Moves, donde sus empleados no podrían estar más absorbidos por el espíritu de la agencia y el mundo laboral, llegando incluso a hacer comentarios tan inverosímiles como divertidos. Tras un curso de formación a modo de tutorial, contaremos con los conocimientos necesarios para llevar a cabo nuestra labor de la forma menos catastrófica posible. Por lo que nos pondrán al volante de un camión y comenzaremos a atender a quienes necesiten nuestros servicios.

La dinámica es sencilla. Deberemos llevar al camión tantos objetos como indique el contrato, teniendo en cuenta que el vehículo tiene una capacidad limitada y ello nos obligará a plantearnos el orden y la forma en que los introduciremos. Asimismo, no contaremos con una lista de enseres, sino que al llegar al lugar que debemos vaciar, nos mostrarán cuáles debemos llevar al camión y, en cualquier caso, podremos vislumbrar cuáles son a golpe de botón si nuestra memoria falla. Además, existen diferentes tipos de objetos: frágiles, los que puede manejar una única persona, aquellos para los que se necesitan al menos dos, entre otros. Y, como no podía ser de otra forma en este tipo de juego, deberemos llevar a cabo nuestra labor en el menor tiempo posible. Dependiendo de cuánto tardemos, obtendremos una medalla y, superado cierto tiempo, se considerará que hemos fracasado y tendremos que reiniciar el nivel. Por último, durante el resumen de la misión, nos mostrarán si hemos cumplido o no una serie de objetivos adicionales (y opcionales).

A decir verdad, a mi pareja y a mí nos resultaba excesivamente complicado obtener algo más que el bronce. No sabría decir si por la cantidad de objetos, por los tiempos propuestos o por nuestra forma de organizarnos —aunque en otros títulos del estilo nos comunicábamos lo suficientemente bien como para obtener la máxima puntuación—. Esto, al final, deja una sensación agridulce, ya que Moving Out es un título tan divertido como frustrante. Cada nivel supone un reto difícil de abordar y acabas aborreciendo el juego y sintiendo injusto su sistema de recompensa, tras repetirlo varias veces, cambiando de táctica, pero obteniendo prácticamente el mismo resultado. Asimismo, que los objetivos adicionales se muestren al final resulta alarmante, ya que los obtienes de pura casualidad. Sabiendo que existen, pero no cuáles son, tenemos dos opciones: perder tiempo realizando acciones que quizás cumplan alguno, ya que se trata de metas de lo más aleatorias, o repetir el nivel para obtenerlos. En cualquier caso, de una partida a otra, los que ya hayamos cumplido se guardan, pudiendo centrarnos solo en los que no hiciéramos.

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Otra cosa que me sorprendió de Moving Out fue que introdujeran el uso del ratón en las partidas. Algo inusual en estos títulos que reducen sus controles a mando y/o teclado, sin tener en cuenta este otro periférico. Por su parte, el juego cuenta con herramientas de accesibilidad, lo cual siempre es de agradecer. Y también se encuentra disponible en varios idiomas, entre ellos el nuestro.

El apartado audiovisual ni destaca ni se queda atrás en comparación con sus parientes. Sigue un modelo estético similar y la melodía acompaña sin resultar cargante. Donde sí sobresale es en el selector de personajes, ya que podremos realizar algunas combinaciones con modelos y accesorios ya existentes, pero siempre contaremos con la opción de elegir entre utilizar una silla de ruedas o no. Me parece un gesto de inclusión muy acertado. Y, por supuesto, he disfrutado enormemente con el tipo de humor escogido, simple y bobalicón, pero con el fin de criticar con cierto sarcasmo el modelo de empresa “ideal” donde rige o se pretende vender un sentimiento de pertenencia a niveles sectarios.

Moving Out es un título que cumple su papel dentro del estilo. Aportando sus propias mecánicas a un sistema de juego preestablecido y que funciona, logra captar a su público y hacernos pasar un buen rato en compañía. Quizás demasiado difícil si nos proponemos completarlo, pudiendo nublar nuestra experiencia, pero divertido para quienes solo busquen desconectar y ocupar el tiempo con otras personas.

Este juego se ha comprado gracias al apoyo (y a sugerencia) de la gente de nuestro Patreon. Hazte mecenas desde dos euros al mes.

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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