¡Sintoniza las frecuencias asesinas!
Análisis de Killer Frequency

01/06/2023 | Aonia Midnight | No hay comentarios
Hace no demasiado os traía a esta web enfundada en insolente color rosita un adelanto de Killer Frequency. En ella no sólo os hablaba de mi atracción hacia el slasher como género cinematográfico, sino que mostraba bastante de lo que prometía ser, y es, este título de Team17. Hoy vengo a ofreceros un análisis al completo de esta experiencia que no puedo sino recomendar desde ya mismo.
Forrest Nash, nuestro protagonista, es el clásico caso de locutor de radio estrella en una ciudad grande que va a parar a un pueblo de poca monta. En Gallows Creek presenta un programa nocturno llamado el Grito, junto a su compañera Peggy. En este espacio de la emisora de radio KFAM, ameniza la noche con temas musicales, llamadas del público y un juego que no saca el partido que merece a su habilidad con las imitaciones.
Sin embargo, la que parecía una noche más en la emisora pronto se ve alterada por una llamada de la teleoperadora de la policía, Leslie, advirtiéndonos de una horrible amenaza. El Hombre del Silbido, un asesino enmascarado que aterrorizó a los habitantes de Gallows Creek en el pasado, parece haber vuelto. Y es que por lo visto alguien está atacando a la gente del pueblo emitiendo un siniestro silbido al acercarse.
Desde ese preciso instante, nos convertiremos en centralita de la policía, acogiendo las llamadas desviadas desde la estación, mientras Leslie trata de obtener ayuda. Así, asistiremos a las potenciales víctimas del asesino a través de nuestro programa radiofónico, tratando de salvar a todo el mundo. Se nos viene encima una jornada laboral de lo más intensa, todo sea dicho.
Killer Frequency no es un juego difícil, aunque existe la posibilidad de que no logremos salvar a todas las víctimas. A lo largo de la noche, recibiremos numerosas llamadas telefónicas en directo. A menudo se tratará de gente siendo acechada por el psicópata enmascarado, pero también personas del pueblo con algo que decir. No tendremos control sobre ellas, más allá de contestar cuando Peggy nos advierta. Es decir, no sabremos quién llama hasta no estar en el aire, ni podremos escoger si descolgar o no. Ni siquiera nos permitirán cortar una llamada a placer.
Una vez en el aire, responderemos a las necesidades de quien llame a través de diversas opciones de diálogo. En ocasiones serán llamadas mundanas sin mucho que ofrecer, y donde no existirán respuestas correctas o incorrectas. Escogeremos la opción que más nos represente, mostrando una faceta más amigable o más amarga de Forrest. Sin embargo, cuando una potencial víctima del Hombre del Silbido se encuentre al otro lado de la línea, deberemos prestar atención.
Afrontaremos estas llamadas como auténticos puzles y, por ello, necesitarán toda nuestra concentración. Un paso en falso podría suponer la muerte de la víctima, así que debemos responder con tanta seguridad como sea posible. La mayor parte de las veces contaremos con tiempo de sobra para pensar bien qué decir, aunque también deberemos dar respuestas inmediatas en determinadas ocasiones. De igual modo, habrá momentos en los que tendremos que recorrer la emisora en busca de pistas que nos permitan resolver adecuadamente los puzles. Y es que daremos solución a situaciones de todo tipo, desde distraer al asesino hasta hacer llegar a una potencial víctima a un lugar seguro.
Dada la importancia de los diálogos en Killer Frequency, se agradece que se encuentre disponible en múltiples idiomas, entre ellos el nuestro. Y que la gran labor del equipo de traducción se encuentre debidamente acreditada. No se han añadido opciones de accesibilidad, aunque podremos regular la sensibilidad de la cámara y reasignar los controles si lo vemos necesario. Además, se maneja cómodamente tanto con ratón y teclado como con mando. Y funciona tanto en Steam Deck como en Meta Quest 2.
Familiarizarse con los controles será cosa de un momento, ya que no sólo se trata de un juego sencillo sino que además nuestros primeros pasos servirán a modo de tutorial. No habrá demasiados botones con los que interactuar en la mesa de mezclas, disponiendo de dos líneas de llamadas y uno para comunicarnos con Peggy. También podremos emitir sonidos de corte cómico como grillos, utilizar cintas con cortes publicitarios o escoger entre diversos vinilos qué canción escucharán los habitantes de Gallows Creek.
Llama la atención, sin embargo, que no suframos ningún tipo de penalización por usar todos estos recursos sin ningún tipo de filtro. Tanto es así que podremos emitir un anuncio en mitad de una conversación o un sonido que poco o nada tiene que ver con la tensión del momento, sin obtener una reacción al respecto. Sin embargo, Peggy nos avisará amablemente de que cortemos la música antes de atender una llamada, aunque no dirá nada si volvemos a poner la canción en marcha. Sí lo hará si tardamos en dar paso a una llamada en espera por estar, por ejemplo, encestando bolas de papel en la papelera. Entretenimiento que tiene su propio contador en el menú de pausa, por cierto.
Durante nuestros paseos por la emisora, encontraremos múltiples objetos con los que interactuar, aunque en la mayoría de los casos no servirán para nada. Y también nos llevaremos algún que otro susto, producido por sonidos inesperados que nos pondrán la piel de gallina. Esto hará que en más de una ocasión optemos por cumplir con la tarea que nos ha obligado a abandonar la seguridad de la sala de grabación con la mayor brevedad posible. Y puede significar que dejemos atrás algún dato que pueda sernos de ayuda, o vinilos que servirán a modo de coleccionable.
En cualquier caso, explorar tampoco hará que perdamos mucho tiempo. Killer Frequency quiere que nos centremos en la historia y se nota. No todas las dependencias de la emisora estarán abiertas desde el principio, sino que iremos obteniendo las llaves a su debido momento. De igual modo, las pistas que nos permitirán resolver los puzles no serán demasiado rebuscadas. Así, podríamos llegar a superar una partida en apenas 4 horas. Esta corta duración permitirá que volvamos a jugar con la intención de explorar otros caminos. Sea para obtener un final diferente o por el placer de salvar (o dirigir hacia su muerte) a las víctimas del Hombre del Silbido.
Además, aunque cuenta con función de autoguardado, tendremos diferentes ranuras para asegurar nuestro progreso. Esto nos ayudará tanto si queremos crear un punto de control antes de dar una respuesta como si deseamos volver en otro momento para probar otras opciones. También puede ser de mucha utilidad si intentamos superar el juego en un tiempo récord. En el menú de pausa veremos un indicador con esta estadística, así como cuántas llaves y discos de vinilo hemos recogido. Y, cómo no, cuál es el objetivo, por si no lo tenemos del todo claro.
No puedo dejar de destacar su apartado audiovisual. Si bien gráficamente no busca el hiperrealismo más ambicioso, el estilo ochentero que lo envuelve todo, junto a la interpretación de voces y situaciones, logrará atraparnos de principio a fin. Además, encontrar referencias al cine de terror aquí y allí, de formas más o menos explícitas, supone un placer para quienes sentimos predilección por el género. Incluso el propio tono oscuro, pero con toques de humor, se siente como un homenaje al uso de este recurso en algunas películas slasher míticas.
Killer Frequency es un juego que consigue lo que se propone. Ofrece una experiencia tipo slasher donde, a pesar de no ver una sola gota de sangre, sentiremos la tensión que envuelve cada situación. Sin quedarse corto de terror ni abusar de jumpscares innecesarios, nos sumergiremos en una historia con una trama que atrapa. También invita a que saquemos nuestras propias conclusiones y tratemos de averiguar quién se esconde tras la máscara del Hombre del Silbido. O qué ha podido impulsar su regreso a Gallows Creek. ¿Quién sabe? Quizás descubramos la clave de todo lo sucedido y logremos atrapar al asesino. Sea como sea, no olvidéis sintonizar el Grito, el programa nocturno de la KFAM con Forrest Nash, en el dial 189.16.
Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie
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