Videojuegos. Edición: no me da la vida

Jugar o rejugar, he ahí la cuestión

Jugar o rejugar, he ahí la cuestión

Rejugar no está en mi ADN gamer. Y una parte de mí envidia a quienes vuelven una o varias veces a sus títulos favoritos. Sea para continuar perdiéndose o explorando allá donde lo dejaron, o sea para revivir la experiencia una vez más. Son muchos los juegos a los que me gustaría volver a asomarme, bien para ver cómo han envejecido, o bien para verlos con otra perspectiva. Y, por qué no, solo por el recuerdo o la huella que dejaron. Para intentar saborear una vez más la experiencia.

Hace algunos meses, la gente de Patreon decidió por votación que alguna de nosotras jugara NieR: Automata. The End of the YoRHa Edition. E ignorante de mí decidí hacerme cargo y volver a sumergirme en aquel mundo al que ya había dedicado 100 horas en PC. Craso error. Jamás pensé que me costaría tanto el mero hecho de iniciar la partida. Todavía recordaba (y recuerdo) mi primera vez en el juego, algo que jugaba a la vez a favor y en contra.

Y es que, aunque me lo tomé con calma, exprimí cada minuto de NieR: Automata. Obtuve el 100% de sus logros, disfrutando de todo ese tiempo como si nunca más fuera a volver. Y ese era el plan, aunque una parte de mí siempre había pensado asomarse más adelante. No por nada el juego siguió instalado en mi ordenador hasta bastante tiempo después de haberlo dado por finalizado. Bueno, vale, puede que también por lo que me impactó el último de sus finales. Lo admito, sin spoilers. ¡Jugadlo!

El caso es que me daba algo de vértigo recordar sus amplios mapas, sus duros combates, sus múltiples finales y lo mucho que me costaron los primeros minutos de juego. Además, The End of the YoRHa Edition amplía aún más ese contenido. Por lo que no podía más que imaginar tanto la cantidad de horas que invertiría en lo que ya conocía como el tiempo que me llevaría descubrir el contenido nuevo. Y todavía no le había dado a Iniciar partida.

Puede que, si sois de regresar a vuestros títulos favoritos, no terminéis de entender el drama, pero podía sentir el peso de las 100 horas como una losa sobre la espalda. Incluso siendo consciente de que una segunda vuelta no tiene por qué ser completista de nuevo. Pero es que la principal razón por la que no suelo rejugar es que prefiero asomarme a títulos nuevos (o no tan nuevos) que llevan tiempo esperando su turno en la biblioteca. O, más bien, en las diversas y amplias bibliotecas de diferentes plataformas.

Captura de NieR Automata con máquinas vestidas de payaso

Ni siquiera como el resultado de comprar y no jugar, sino por haber ido acumulando regalos. Y, para qué negarlo, por una pequeña cuestión de Diógenes digital. Es decir, aceptar todos los juegos gratuitos que se cruzaran por mi camino, independientemente de si me interesaban o no. Aunque he de admitir que este tema ya lo tengo controlado y ahora solo cojo aquellos que vaya a jugar. Más o menos.

Volviendo al tema que nos atañe, The End of the YoRHa Edition me hizo plantearme el porqué de esta manía. A fin de cuentas, cada persona decide en qué invertir su tiempo. Y no debería haber mucha diferencia entre elegir un título de la lista de pendientes o regresar a uno que ya había experimentado. Sin embargo, no solo la hay, sino que además la vivo con mucha intensidad. Como si el mundo se fuera a acabar mañana, pasado o al otro, y no me fuera a dar tiempo de jugar a todo lo que me gustaría.

O como si volver a un título consumiera un tiempo del que no dispongo. Cosa que tampoco es del todo cierta. Además, no son pocos los juegos a los que he regresado, ya sea pasado un tiempo o inmediatamente al terminar la partida. Cuando completé la primera vuelta de Vampyr, me quedé con ganas de conocer un final alternativo y, de paso, obtener todos los logros. Y me costó medio minuto ponerme manos a la obra. También la redacción de algunos artículos para la web me ha “obligado” a volver a algunos títulos, como es el caso de Shady Part of Me, Sea of Solitude o A Juggler’s Tale. Aunque supongo que si algo tienen en común estos juegos es su escasa duración, principalmente.

También tiene su peso el por qué regresar. Y es que no es lo mismo revivir según qué historias. Aquellas que tienen un giro inesperado pueden perder parte de su encanto una vez se desvela. La siguiente vez que llegamos a ese punto podemos pensar “qué bien hecho está”, pero el elemento sorpresa se ensombrece. Y algo parecido ocurre al invertir una cantidad considerable de horas en recorrer cada rincón de un videojuego en busca de un elemento en concreto. Cosa que me ocurrió, por ejemplo, con Kena: Bridge of Spirits.

Captura de Kena: Bridge of Spirits con los rot

Hace no mucho descubrí que había olvidado guardar en la nube mi partida con todos los rot, y sus correspondientes sombreritos, descubiertos. Partida que, además, únicamente mantenía para poder entrar cada vez que la desarrolladora decidía añadir nuevos sombreros. Mi aliciente para regresar, al cambiar de ordenador, era la inclusión de algunos elementos nuevos por el aniversario, además de la Nueva Partida+. Sin embargo, la sola idea de volver a invertir tiempo en completar el juego y desbloquear las cosas me resultaba desagradable. Lo sé, lo sé, no hace falta volver a encontrar a todos y cada uno de los rot, pero… ¿habéis visto lo extremadamente adorables que son? ¡Cómo no buscarlos!

Por su parte, no tener un objetivo por el que volver a un videojuego, más allá de perderme en un mundo fascinante, no casa conmigo. Prefiero seguir descubriendo historias y universos, dejando a un lado el mero hecho de reducir la lista de juegos pendientes. Incluso en The Elder Scrolls Online, al que recurro en aquellos momentos en los que la cabeza me pide desconexión, tiendo a seguir la guía de zona del lugar que considere. O en Left 4 Dead, en el que me sumergía para paliar la ansiedad, mi objetivo era avanzar con el logro Zombicida Máximo (es decir, matar 53.595 infectados).

Supongo que, como otras muchas cosas en esta vida, rejugar no está hecho para todo el mundo. Y si bien cada cual tiene sus razones, todas son igual de válidas. Valoro, y me fascina, la gente que no solo es capaz de volver a su título favorito una y otra vez, sino que conoce cada movimiento y diálogo de NPCs y/o enemigos. Aquellas personas para quienes algunos videojuegos se han convertido prácticamente en un hogar que conocen al dedillo, en los que han encontrado un espacio seguro o un refugio, tienen toda mi admiración. A mí me reconforta regresar con un objetivo en mente. Aunque sea un artículo para esta web enfundada en insolente color rosita, o avanzar en la completación de zonas, logros o juegos en general.

Hemos jugado a NieR: Automata. The End of the YoRHa Edition a petición y gracias a los aportes de la gente de Patreon. ¡Únete desde dos euros al mes!

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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