Nunca pasa nada bueno en una noche de guardia
Análisis de Fall of Porcupine

15/06/2023 | Alystrin | 2 comentarios
La vida diaria puede parecernos monótona y aburrida, pero en ocasiones es mucho más si profundizamos un poco. Ya lo vivimos con Minabo: A Walk Through Life, y ahora es Fall of Porcupine el que da un paso adelante e incorpora el trabajo y sus sinsabores. Todo ello desde una perspectiva muy especial: el sistema sanitario y sus trabajadores, de los que tanto se habló en pandemia.
Fall of Porcupine tiene un título que no podría ser más introductorio: se localiza en los últimos días de verano en el pequeño pueblecito homónimo. Finley es un médico residente que se forma en Medicina Interna, y ha llegado hace unas pocas semanas. No conoce a prácticamente nadie, vive solo y ha elegido Porcupine porque piensa que, al ser un hospital más pequeño, tendrá más responsabilidades y oportunidades para aprender. En su primer turno de noche surge un problema. No se nos desvelará hasta más adelante, pero sí sabremos que hay un paciente delicado implicado y tanto Finley como él resultan heridos en el proceso. El primer día en el que se reincorpora el trabajo es precisamente en el que comienza el juego.
No se puede interactuar con todos los NPC que nos encontremos, pero sí con gran cantidad de ellos. La mayoría son conversaciones aparentemente intrascendentes, aunque a veces tocaremos temas mucho más serios, como la enfermedad o la muerte. Cada vez que aumente nuestra relación con alguno de los personajes relevantes aparecerá una breve nota en nuestro teléfono móvil. Este dispositivo también es útil para consultar los mensajes que nos envíen, conocer nuestras labores asignadas en el trabajo o, si nos despistamos, recordar cuál es el siguiente paso que debemos dar para avanzar en la historia. La narración se desarrolla en varios días, y los personajes que podamos encontrarnos son distintos en cada uno de ellos. Aunque no hay cortes abruptos entre ellos, el paso entre uno y otro estará marcado por un acontecimiento significativo.
Si por algo destaca Fall of Porcupine es por la variedad de puzles y minijuegos. Sobre todo, se relacionan con el tratamiento de los pacientes. Así, en ocasiones deberemos suministrar medicación intravenosa, encontrando la vena y administrando la cantidad justa, en otras habrá que pulsar botones de manera sincronizada o encontrar una secuencia concreta de símbolos para escribir de forma correcta un historial clínico. Solamente se nos explicará una vez, y no es raro que si vuelve a aparecer el mismo puzle nos cueste recordar cómo se hacía correctamente. Cada vez que terminemos un trabajo en el hospital se nos asignará una puntuación, aunque no influye en el resultado final de tratamiento de los pacientes. Un pequeño punto negativo es que los puntos de autoguardado son un tanto escasos y a veces nos obligarán a repetir conversaciones y retos ya completados, y se agradecería que apareciese la opción de guardar nuestra partida en el momento que deseemos.
La estética es muy bonita y colorida, con personajes representados por animales humanizados. Vamos, lo que vienen siendo furries y avians de toda la vida. Finley, nuestro protagonista, es un palomo, pero nos encontraremos perros, vacas, cocodrilos y animales de todo tipo. Al contrario que en obras como Maus, las diversas especies no representan estamentos o situaciones específicas, sino que cada uno es diferente. Finley puede explorar diversos escenarios, desde el hospital de Santa Úrsula hasta las calles de Porcupine, así como lugares como el bosque o el interior del bar del pueblo de manera episódica. Dichos fondos están creados de forma que parecen pintados a mano, como ocurre en otros juegos tan dispares como Cuphead o Across the Grooves. La música es tipo ambiental, nada invasiva, y que nos transmitirá una sensación relajante. Aunque está disponible en varios idiomas, Fall of Porcupine no se encuentra traducido al castellano por el momento. Sin embargo y salvo términos médicos muy concretos, no precisaremos de un vocabulario muy específico para saber qué ocurre en todo momento.
Se nota, y mucho, el trabajo que hay detrás en la asesoría sobre el sistema sanitario y las distintas patologías. El modo de enfocarlas es accesible para el público general, pero quienes estamos familiarizados con ciertas palabras o situaciones podemos detectar que es un juego que se ha hecho con mimo y cuidado. Esto no solamente se refiere a los aspectos técnicos. Fall of Porcupine explora a fondo, y (al menos desde mi experiencia personal) muy acertadamente los miedos e inseguridades que afronta el personal en formación de los centros sanitarios. Las dudas están presentes en todo momento, y la voz interior que vive aterrorizada de equivocarse y que los pacientes paguen nuestros errores se reflejan en este título. También los aspectos positivos, como conocer al personal y hacer amistades, y también hay un reconocimiento al importante papel que juega la enfermería. No solo habla desde el punto de vista médico: también aparece la visión tanto del paciente como de sus familiares, y ya sabemos que ésta puede ser positiva o negativa.
Al principio de mi partida me dio la sensación de que el juego adolecía de cierta lentitud narrativa. Los días parecían no avanzar, no tenía claro estar haciéndolo bien en los minijuegos y tampoco sabía qué era lo que estaba pasando. Sin embargo, conforme fui progresando me di cuenta de que es la sensación que nos quiere transmitir, porque es exactamente lo que siente Finley. Pero, además, este pausado devenir de los acontecimientos también consigue que vayamos impregnándonos del ambiente calmado de Porcupine y encariñándonos con sus habitantes. Aprenderemos lecciones vitales de Frauke el pescador, y escuchamos las historias algo fantasiosas de Irma (inspiradas en una de mis películas favoritas, que no desvelo por no hacer spoilers). También es de los juegos que podemos disfrutar en pequeñas dosis, y avanzar poco a poco mientras escuchamos música o nuestro podcast favorito.
Fall of Porcupine es uno de esos títulos que hay que experimentar en un momento adecuado de nuestra vida. Detrás de su estética cuqui y sus animalitos monos hay multitud de experiencias vitales y sensaciones que no siempre son alegres, inmersas en un relato pausado pero lleno de pequeños detalles. Y, como me ocurrió con Minabo: a Walk Through Life, ha sido un juego que me ha hecho sentirme feliz y triste al mismo tiempo. Quizás sea porque he vivido la situación en la que se encuentra Finley, y es por eso que lo recomiendo al personal sanitario aficionado a los videojuegos, porque es un juego amable pero que rebosa sentimientos.
Cosplayer, otorrinolaringóloga, streamer y, sobre todo, mamarracha profesional. Cuqui del almendruqui que no dudaría en sacarte las muelas por tus "incorrecciones políticas"
Buenas,
Enhorabuena por el análisis y por la redacción. Describes bien las sensaciones del título. Un apunte: en la versión de Switch sí que está traducido al castellano.
Saludos,
¡¡Muchas gracias!! Entonces que aparezca en castellano en PC es solo cuestión de tiempo. Me alegra mucho que te haya gustado el análisis!