Assassin’s Peach

Vestidas para la ocasión

Vestidas para la ocasión

Mientras jugaba a Princess Peach: Showtime! no podía dejar de pensar en una conversación que tuve hace tiempo sobre Assassin’s Creed III: Liberation y la mecánica de cambio de vestuario. Y es que, si nos paramos a pensarlo un momento, resulta llamativo que ésta sólo se haya incluido en este título. El único hasta la fecha que nos pone exclusivamente en la piel de una mujer, Aveline de Grandpré, sin contar Assassin’s Creed Chronicles China. Otros simplemente nos dan a elegir vivir la historia con un personaje masculino u otro femenino. Y aunque el disfraz siempre se ha incluido en la saga, ha sido un trámite para adentrarse en determinada zona por historia, y no una mecánica como tal del juego.

Así, a lo largo de la saga nos hemos infiltrado en múltiples grupos y eventos sin que esto afectase a nuestra jugabilidad. Más bien, veíamos cómo el personaje cambiaba de disfraz ante nuestros ojos y pasaba desapercibido ante la mirada enemiga. Incluso en alguna ocasión este traje camaleónico no era visible para quien jugaba, debido a que tenía equipado uno diferente al inicial, resultando bastante cómico, todo sea dicho. Y es que si algo sí nos han permitido prácticamente desde el inicio ha sido comprar y teñir diferentes atuendos, pudiendo personalizar al gusto la apariencia de nuestros personajes protagonistas.

Debo admitir que, al principio, ni siquiera fui consciente de que esta mecánica exclusiva de Assassin’s Creed III: Liberation resultaba curiosa precisamente por manejar a Aveline de Grandpré. Nuestra protagonista es una joven que vivió en la Luisiana del siglo XVIII como hija de un mercader francés y una esclava africana. Y más tarde, entra en su vida la hermandad de los Asesinos. Esto significa que su identidad se divide en los roles de Asesina, esclava o dama según las circunstancias. Algo que se aplica e integra sin problema en el juego, suponiendo diferentes ventajas y desventajas y obligándonos a alternar según necesidad.

De este modo, según la identidad que activemos, Aveline de Grandpré cambiará no sólo la apariencia, sino también las acciones que le permitirán integrarse o infiltrarse con éxito. Por ejemplo, como dama no tendrá mucha fuerza ni podrá hacer parkour, porque son cosas que llamarían demasiado la atención. Pero pasará desapercibida entre los guardias porque es una mujer respetable en Nueva Orleans. Incluso podrá coquetear para obtener algún que otro tesoro, otra mecánica exclusiva de este personaje y juego. En contraparte, como esclava podrá correr y hacer parkour, pero no recibirá un trato amable de los guardias. Y el rol de Asesina será como en el resto de la saga.

Captura de pantalla de Assassin's Creed III: Liberation. Aveline de Grandpré con la ropa de esclava sobre la lengua de una estatua. Alrededor sólo se ven árboles.

Esta mecánica siempre me ha gustado por la forma en que expone el diferente trato que recibe una persona según su identidad o rol en la sociedad. Pero no se puede ignorar el hecho de que se trata de una mecánica exclusiva del primer juego con protagonista femenina de la saga. Ni que se trata de un título que salió para una consola poco habitual, la PS Vita, y tardó en llegar a otras plataformas. Por lo que tenemos la primera mujer al frente de su propio juego, una consola portátil y una mecánica de cambio de apariencia. Algo que llama especialmente la atención teniendo en cuenta que se trata de algo que cuadraría de igual forma con otros protagonistas de la saga. Y que, como he dicho, afecta no sólo a la forma de jugar sino también a cómo se relaciona el personaje con el entorno.

¿Y qué es lo que pasa en Princesa Peach: Showtime!? Que su interpretación de múltiples roles a lo largo de su aventura no se aleja demasiado de lo mencionado en Assassin’s Creed III: Liberation. Salvo que, en este caso, Peach se integrará en las obras teatrales a las que accede para salvar al elenco. De nuevo, estamos ante un título de protagonista femenina en una saga donde esto no es la norma y una mecánica basada en el cambio de vestuario.

A lo largo de Princess Peach: Showtime! adoptaremos diversos roles, cada uno con sus propias habilidades y tareas. Aunque no podremos elegir libremente cuál queremos interpretar, dependiendo exclusivamente de la obra en la que nos adentremos. Es decir, no podremos ser Peach Ninja durante toda la partida y alternar con Peach Superheroína si nos place. Ni siquiera vestir estos trajes fuera de sus respectivas obras. De igual modo que Peach, fuera de estos roles, utilizará el esplendor a través de su lazo, sin poder luchar con una espada o levantar objetos pesados.

Tal y como ocurre en Assassin’s Creed III: Liberation, cada rol tiene sus ventajas y desventajas y hará que Peach se relacione de forma diferente con el entorno. Lo que hace que quien juega se tenga que desenvolver con acción, sigilo o perspicacia, entre otras habilidades. Y, como decía antes, no es algo mal implementado sino que fluye en sintonía con el juego y su historia. Pero no deja de resultar llamativo al tratarse de un juego con protagonista femenina en una saga donde esto no suele ocurrir.

Captura de pantalla de Princess Peach: Showtime! Peach ninja bajo el agua.

Es decir, no tenemos a Peach recorriendo lugares encantados absorbiendo fantasmas con una aspiradora y a Luigi adentrándose en diversas obras teatrales para salvar a su elenco cambiando de traje. Y proviene de una serie de videojuegos que, como mencionaba sobre la saga Assassin’s Creed, nos ha permitido personalizar a nuestro protagonista por el mero placer de hacerlo. Por ejemplo, en Super Mario Odyssey, donde desbloquearemos múltiples trajes que podremos vestir sin ningún tipo de restricción o mecánica propia.

Y tanto en unos casos como en otros está igual de bien, ojo. Sólo es una decisión que llama la atención. Así como resulta llamativa la animación estilo magical girl del cambio de vestuario, que es posible que no se aplicara en caso de un protagonista masculino. O, como he mencionado antes, el coqueteo para robar un tesoro de Assassin’s Creed III: Liberation. Todo ello son decisiones tomadas sin ningún tipo de malicia, y posiblemente de forma bastante inconsciente, pero que si nos fijamos nos hacen arrugar la nariz. O darnos cuenta de cómo los micromachismos forman parte de nuestra cotidianidad.

De hecho, este texto ni siquiera es resultado de un enfado monumental que vaya a finalizar con una petición de alzamiento popular, fuego, sangre y cabezas en picas. Ni mucho menos. Es producto de estirar de un hilo y ver a dónde llega. Un hilo que surgió durante una de las múltiples conversaciones de Assassin’s Creed que tuve con un amigo y que sembró una semilla. Y aquella semilla estuvo latente hasta jugar a Princesa Peach: Showtime! Ambos, juegos que he disfrutado como merecen y que recomendaré siempre. Independientemente del género de quien los quiera probar.

Uno de esos casos en los que no habías caído, hasta que le das un pensamiento. Porque a veces ni siquiera es algo consciente, sobre todo cuando convivimos con ello en nuestro día a día. Y es fácil que pase sin pena ni gloria una decisión sobre una mecánica, consola o medio en un juego cuyo público objetivo quizás también es bastante concreto. Pero no está de más darle una vuelta de rosca a aquello en lo que invertimos nuestro tiempo libre. Sobre todo porque resulta curioso e interesante ver cómo la sociedad plasma sus ideas en las obras que se producen. Para bien y para mal. Además, nunca nos cansaremos de decir que todo es política, y como tal merece ser analizado.

Cómprame un café en ko-fi.com

Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

No hay comentarios
Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.