Malas noticias, has sido Elegido

Malas noticias, has sido Elegido

El siguiente texto contiene spoilers de diversos juegos de la saga Final Fantasy.

Final Fantasy es una de las sagas más conocidas y populares de JRPG, además de una de las más longevas. Hay multitud de juegos, en diversas plataformas, lo que ha producido diversas historias y mecánicas, aunque la mayor libertad la han tenidos siempre los juegos más secundarios y fuera de la saga principal. Pese a esto, la saga principal también ha ido evolucionando a lo largo de treinta años, desde la NES y su combate por turnos a la PS4 y el combate de acción. El planteamiento de las historias ha ido cambiando también, no sólo en el ambiente (fantástico pseudomedieval frente a tecnológico y metálico), sino en los personajes y sus funciones. Y la más representativa tiene que ver con los Elegidos.

El primer Final Fantasy estaba casi sacado de un manual de Dungeons and Dragons: cuatro aventureros en un mundo de fantasía con castillos y aldeas pseudomedievales (no olvidemos que Edad Media es un periodo de más de mil años que sucedió en todo el mundo, no fue el año 1000 en Europa). Y pocas cosas hay más tópicas y típicas en relatos de fantasía que el tema de El Elegido. Ya sabéis, ese chico, normalmente huérfano, a quien el Destino le tiene reservado un Sagrado Propósito, probablemente relacionado con Derrocar al Malvado Imperio, Rey, Mago o Señor Tenebroso. Puede que haya una Profecía y probablemente la estructura de la historia siga el Viaje del Héroe. Y todo termine con los buenos ganando y los malos siendo derrotados. No voy a poner ejemplos, porque todes tenemos en mente varias historias de este tipo.

Como pasa siempre que se usa mucho un elemento en las historias, surgen los giros, los cambios, las deconstrucciones y similares, que llevan a la creación de nuevos clichés y géneros. Pasó con el grimdark, como contraposición a la fantasía épica que imitaba a Tolkien. Y a su vez, el hopepunk surge en contraposición del grimdark y la idea de la crueldad inherentemente humana. Los motivos por los que surgen cada una de estas cosas son variados y dependen mucho de las circunstancias, el contexto social y la historia del medio. Así pues, que tarde o temprano le tocara al tropo de El Elegido en la saga Final Fantasy era inevitable.

Nuestros cuatro héroes luchando contra un jefe. Fuente

Como ya he dicho, la premisa del primer Final Fantasy era simple por las circunstancias históricas y técnicas. Para quien no la conozca, somos un grupo de cuatro Elegidos, vinculados a una Profecía además, para salvar al mundo de la oscuridad. En Final Fantasy III se volvió a repetir esta idea, de cuatro Elegidos por los Cristales para salvar el mundo. En Final Fantasy II se cambió un poco la cosa, donde no tenemos Elegidos, pero sí somos Rebeldes que luchan contra un Malvado Imperio.

Si seguimos repasando la saga, encontramos la historia de Elegidos de diversas formas, ya sea porque son de un linaje especial, o los últimos de una raza, y llevan más o menos el protagonismo de su juego, aunque las historias sean siempre corales. Y todo suele acabar bien. Al menos para la mayoría de implicados.

Entonces llega Final Fantasy X.

El mundo de Final Fantasy X es un mundo condenado a la destrucción cíclica, donde solo se puede aspirar a breves momentos de paz tras cada derrota de Sinh. Es un juego donde se retoma el tropo de El Elegido, que se había abandonado en las últimas entregas. En este caso es Yuna, por ser invocadora, en Peregrinaje para conseguir el poder para invocar al eón supremo con el que derrotar a Sinh. No es hasta bien avanzado el juego que conocemos qué implica verdaderamente el uso de este eón supremo: el sacrificio. Se deja atrás a los caballeros, los magos y ladrones nobles que iban a combatir el Mal y salir triunfantes. Aquí, ser Elegido es una marrona tremenda que implica la muerte. Adiós al oro, la gloria y la riqueza. Hola, cruel destino.

Esta vuelta de tuerca se ve reforzada en Final Fantasy XII, donde les Ocurios, les “dioses” de Ivalice, se nos desvelan como manipuladores y controladores de las razas del mundo. Se aprovechan de la búsqueda de venganza de la princesa Ashe por la muerte de su marido y su padre (provocadas por culpa de les Ocurios) para manipularla y que sirva a sus objetivos. La llaman Elegida, pero no es verdad, ya que es un mero instrumento de sus propósitos. A elles les da igual quién sea, pues previamente intentan manipular a Vaan, que ha perdido a su hermano en la guerra también, pero al no servirles igual, lo dejan en paz.

El cambio es claro: si en las primeras entregas de la saga los Cristales/dioses/destino eran fuerzas benévolas que querían llevar el equilibrio o restaurar la luz a los mundos, en Final Fantasy XII tenemos lo contrario. Dioses crueles que usan a los seres bajo su tutela a su antojo para conseguir sus propósitos egoístas, que tratan de disfrazar de buenas intenciones. Este giro se completa totalmente en la saga Fabula Nova Crystallis: Final Fantasy.

Fabula Nova Crystallis surge en la primera década de los 2000, con el paso de la saga a la nueva generación de consolas. Se anunciaron tres juegos: Final Fantasy XIII, Final Fantasy Agito XIII y Final Fantasy Versus XIII. Los tres compartirían algunos elementos, aparte de los recurrentes en la saga. Y también partirían de la premisa de Elegidos. Pero no la de los juegos iniciales, sino esa que se había empezado a ver en Final Fantasy X y XII, de que ser Elegido era una maldición antes que una bendición.

Uno de los elementos comunes serían los lu’Cie, seres humanos con poderes más allá de lo mortal, elegidos por los cristales o dioses. Finalmente, sólo Final Fantasy XIII mantendría esto y Final Fantasy Agito XIII pasaría a ser Final Fantasy Type-0. Final Fantasy Versus XIII desaparecería para dar lugar a Final Fantasy XV sin mantener el tema de los lu’Cie pero sí la maldición de ser Elegido y algunos elementos que se verían en Type-0, como la infantería Magitek.

Tener una de estas es una marrona tremenda. Fuente

En Final Fantasy XIII los lu’Cie son los Elegidos por los fal’Cie. Estos son una especie de dioses (en verdad seres de poderes casi divinos) para la gente que vive en El Nido: los mantienen sanos, felices y contentos. Suministran luz, electricidad, comida… y a cambio solo piden que los humanos les sirvan. Para ello los marcan como lu’Cie, dándoles acceso a la magia e invocaciones, a cambio de asignarles una misión. Desde este momento tienen dos opciones: cumplir su misión (que pueden ser cosas como asesinar a alguien o estar en un lugar concreto) y convertirse en cristal, o ignorarla, dejar que les consuma y transformarse en Cie’th, monstruos que han olvidado que son humanos. El conflicto aquí surge cuando sabes que El Nido tiene como enemigo al Gran Paals, y ellos cuentan con sus propios fal’Cie. El juego se inicia con el grupo protagonista siendo Elegido por uno de estos fal’Cie para que destruyan El Nido, su hogar.

Tenemos la figura de El Elegido totalmente retorcida: sin libre albedrío y con un destino que no es el más noble, sino todo lo contrario. Adiós a la benevolencia y ser de los buenos; Final Fantasy XIII, y el resto de la Fabula Nova Crystallis, tienen el mismo marco y propósito: repensar la idea original de Elegidos del cristal. No en vano aquellos que cumplen la misión son cristalizados. Una vuelta a los orígenes muy retorcida y mucho más cínica que la original. Sin embargo, el juego termina bien.

El siguiente juego que tenemos es Final Fantasy Type-0. En este caso la figura de los lu’Cie es igual, pero sin la parte de convertirse en monstruos y siendo elegidos por los cristales que guardan cada reino, no por dioses. Aunque menos trágica, vemos cómo los lu’Cie acaban por perder su conexión con la humanidad y obtienen un poder inmenso, pudiendo aniquilar ciudades enteras sin darse cuenta. También encontraremos ejemplos de lu’Cie que han perdido su objetivo de vista y se les ha ido la cabeza, atacándonos sin motivo. 

Por otro lado, en el caso de Rubrum, la nación de los protagonistas, para invocar se debe sacrificar la propia alma. Además de que el cristal de Rubrum elimina de la memoria los recuerdos de los fallecidos, para evitar que los vivos sufran, pero no es más que evitar que la tristeza les impida seguir combatiendo.

La figura de los Elegidos no está en este caso ligada directamente a los cristales. Manejaremos a la Clase Cero, un grupo de catorce adolescentes que son los más cercanos a convertirse en Agito, una figura mesiánica que está vinculada al fin del mundo. Como en Final Fantasy XIII, ser Elegido significa la condena, como veremos en el final bueno del juego (el malo consiste en no romper el ciclo en el que está envuelto el mundo de Orience y repetir el juego). Conseguir cumplir nuestro papel de Elegido nos recompensará con ser testigo de cómo doce personajes de la Clase Cero mueren lentamente ante nuestros ojos sin que podamos hacer nada.

Una vez más, se ha perdido el libre albedrío y el único destino que espera es la muerte, sin posibilidad de salvación. Sin olvidar que en este juego manejamos a adolescentes de 16 y 17 años, que llevan siendo entrenados como soldados de élite desde hace años, y sucede lo mismo con el resto de miembros de la Academia, todes adolescentes.

Nuestro Elegido no se come las verduras

Por último tenemos el caso de Final Fantasy XV. No tenemos lu’Cie, pero sí cristales. Al menos un cristal, la llamada Santálita. Ésta comunica a Regis, el rey de Lucis, encargado de proteger el cristal, que su hijo de cinco años será El Entronado, aquel que eliminará la estepatía de Eos… con su sacrificio. Regis no le contará esto a Noctis con la esperanza de que viva feliz sin saber que debe morir para salvar al mundo de la destrucción, por orden de los Siderios, los dioses/invocaciones en este juego. Esta información no se le revela al jugador hasta el final del juego.

Por si fuera poco, si jugamos el DLC de Episodio Ardyn, descubrimos que el papel de villano de Ardyn está impuesto por los mismo dioses. Ellos fueron quienes le concedieron el don de curar la estepatía, absorbiéndola en él mismo. Fueron ellos los que alimentaron la codicia de su hermano Somnus, para que lo condenara durante 2000 mil años a permanecer en una isla desierta. En el anime prólogo, se nos muestra un Ardyn buena persona, pero que acabó corrompido por la estepatía, y la traición de su hermano no ayudó.

En Final Fantasy XV tenemos dos Elegidos: el de la Luz y la Oscuridad, que deben enfrentarse para traer la Luz finalmente… el problema es que ambos son elegidos por los mismos seres y con el mismo destino de sacrificio. Una de las mayores crueldades en el tema que se ha visto.

Al inicio hablaba de vueltas de tuerca, pero a medida que han avanzando los juegos de la saga han pasado a retorcer por completo el concepto de Elegido. Y aunque esta resulta una visión nueva, no deja de ser también bastante triste, no sólo porque implica la muerte de personajes con los que hemos estado horas jugando e interaccionando, sino porque quita la esperanza. Toma la visión cínica y se aleja de finales felices. Y eso es algo que me pone más triste todavía, porque como ya he dicho muchas veces, estoy cansada del cinismo. Vivimos en un mundo feo y triste, donde a veces no parece tener cabida la esperanza. Jugar cosas así es reforzar esa idea de que para qué luchar, si no controlamos nuestro destino, y su resultado es la muerte.

La saga Final Fantasy ha ido evolucionando y reinventándose a lo largo de los años. A nivel mecánico, dejando los combates por turnos y pasando a ser ARPG, y a un nivel narrativo cambiando las historias: de los Elegidos por el cristal, a Elegidos a secas, hasta volver a Elegidos, pero condenados. Esta deriva ha desembocado en unos juegos donde los finales son cada vez menos felices y más tristes. Sólo me queda esperar que siga girando la tuerca, tengamos suerte y las siguientes entregas dejen de lado esta pochez para volver al mamarrachismo sin complejos y los finales felices. Que van haciendo falta.

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Darkor_LF
Darkor_LF @darkor_LF

Difusora de la palabra de Pratchett a tiempo completo. Defensora de causas pérdidas e inútiles. Choconiños o barbarie. Hipster por necesidad. Tengo una pipa falsa. +50 en pedantería.

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