Si Miyazaki hiciese Pokémon sería Soulsémon

¡Apréndete las tablas!

¡Apréndete las tablas!

Llevo viviendo la saga Pokémon desde literalmente sus inicios. Los que no podía jugar por no tener la consola en cuestión, como fue el caso de Pokémon Rubí o Rojo Fuego, lo hice en emuladores. Cierto es que en Sol/Luna ya me cansé un poco y decidí cambiar de derroteros, abandonando temporalmente la caza de los simpáticos bichitos. Pero no fue un hasta siempre sino un hasta luego, ya que en cuanto se anunció Pokémon Escarlata/Púrpura, más conocido como Pokémon Españita, me subí al carrusel de las emociones como si fuese la primera vez. ¿Un juego ambientado en nuestro país? Ya me lo habían vendido desde el primer minuto. A mí y a otros tantos fanáticos, por supuesto.

Por eso siempre me alegra el corazón ver a los peques del colegio de mi hija mayor entusiasmarse con Pokémon. Porque, aunque es una saga que ya peina canas (el primer título es de 1996), lo cierto es que Nintendo sigue manteniéndola viva a base de productos varios. La serie prosigue hasta hoy, con Ash al fin Campeón del Mundo, hay disponibles varios tomos de manga y, por supuesto, infinidad de muñecos de acción, peluches y todos los juguetes imaginables. Y qué decir de las cartas. Periódicamente son una moda de patio, como los finger spinners o las peonzas, pero el asunto es que, día sí y día también, aparecen, al salir del cole, un montón de críos chillando con sus álbumes de colores estridentes y las cartas en la mano. Es igual que no sepan jugar o que sean de sobres falsísimos del bazar, tienen dibujos que molan un rato largo. McDonalds, conocedora del asunto, las añade de cuando en cuando en sus Happy Meals.

Grito Infernal, como buena vástaga de Mamá Gamer, tuvo hype por Pokémon Españita desde que se lo enseñé. No en vano ha heredado ya todos mis peluches y ha visto la saga de Alola en la televisión al menos cinco veces. Puedo decir que la semana que se puso a la venta fue una locura en mi casa, con ella preguntando cada día cuánto faltaba para tenerlo en sus manos. Compramos el juego el mismo día del lanzamiento (diría que era para ella, pero ya sabemos), y se lo llevamos a la salida del cole, donde se lo enseñó a sus amigos, profesores, padres de amigos y todo aquel que le hiciese caso. Llegó a casa, encendió su consola, y se lanzó a la tierra de Paldea de cabeza. Todo bien hasta ahí.

La entrenadora Pokémon de Alystrin juega con Sprigatito

Ven aquí que yo te abrace

Sin embargo, y como ocurre con muchos títulos tanto a grandes como a pequeños, hubo un momento en el que se atascó en su avance. Me parece algo más que normal. A sus seis años no conoce tabla de tipos, no tiene paciencia para ir subiendo de nivel a su equipo de cara a un enfrentamiento importante y, lógicamente, se basa más en los Pokémon que le gustan que en su utilidad de cara a los combates. Perderse tampoco es algo raro: el mundo abierto se puede hacer un poco bola en los primeros pasos de cualquier persona que juegue. Bueno, no pasa nada. Se explican las cosas, se ayuda en la medida de lo posible y se enseña a gestionar la frustración. Al final da igual que sea con esto que con otra cosa: los pasos en falso en el camino existen y simplemente hay que ayudar a seguir adelante sin que puedan con nuestra fuerza de voluntad. Educar es una movida.

Estaba yo inmersa en estas vicisitudes cuando, al leer Twitter, saltaron en mi timeline varios mensajes de adultos quejándose del juego. Ya no del rendimiento o los bugs, que no tiene pocos y me parecen protestas muy razonables. El principal motivo de descontento en los tweets que leí era el escaso reto que suponía Pokémon Españita. Me tuve que sentar a leerlos. Yo pensaba que, al igual que yo, mucha gente jugaba en su mayor parte por nostalgia. Nintendo y las compañías responsables de los distintos títulos han variado poco o nada las mecánicas, y es lógico que, tras  25 años repitiendo lo mismo una y otra vez, ya se nos haga sencillo saber quién derrota a quién. Había sus excepciones, cierto. Tengo aún pesadillas con el Miltank de Blanca y el combate contra Cintia, o la lucha contra Brock en Pokémon Amarillo. Pero la realidad es que ninguno de los juegos era particularmente complicado y el asunto trataba más de hacerte con todos, ver el mundo y disfrutar la aventura. Un tema muy diferente es el competitivo, pero ya llegaremos a ello.

El asunto fue que, precisamente en ese momento, tenía a Grito un poco agobiada porque no ganaba un combate. No pasa nada, repito, tiene seis años y quiere ganar siempre a la primera. Pero después de leer lloros varios, me enfadé. Porque, si bien es cierto que mucho mercado de Pokémon es el público adulto, el target es más bien infantil y también tiene que ser accesible a esas edades. Porque no es algo exclusivo de tal o cual edad, la realidad es que Pokémon gusta a grandes y pequeños y es bonito poder compartir algo de modo tan intergeneracional. Total, que decidí publicar un tweet al respecto. Y se abrió la caja de los truenos.

Una captura del tweet, que reza: Veo en todas partes lloros por lo fácil que es el Pokémon y a la vez a mi hija disgustada porque le cuesta ganar los combates. Si para sentiros guays necesitáis que vuestro juego crezca con vosotros pues qué queréis que os diga. A veces no sois el público objetivo de TODO

Mal día para empezar a twitear

Por algún motivo que desconozco, mi pequeño texto se hizo viral. No porque estuviese particularmente encendida ni fuese ofensivo. Pero desencadenó un tsunami de reacciones, tanto a favor como en contra. Me parece lógico y saludable que la gente discrepe y exponga sus razones. Porque nadie tiene el conocimiento único, los puntos de vista son múltiples y, al final, de todo se aprende. Lo que no es ni medio normal fue la inmensa cantidad de personas que contestaban con retahílas de insultos, se comparaban en conocimiento a una niña pequeña y utilizaban el famoso “git gud” de forma no irónica. “Tu hija es una manca” rezaba uno de los tweets. Comparar tu habilidad a una cría de seis años la verdad que da que pensar. Hubo, eso sí, mucha gente que vio el problema de la toxicidad. No es exclusivo de la comunidad de Pokémon, ojo. Pasa con cualquier fandom de tamaño medio, no hay más que ver las palabras horribles dedicadas a la peque que interpretó (divinamente debo decir) a la joven Leia en Kenobi.

El clasismo y la necesidad de repartir carnets de la comunidad gamer es un cuento viejo ya, pero jamás dejará de sorprenderme. Ya no es solo que te juzguen por a qué juegas, porque ya sabemos que si pasas las horas en Los Sims eres gamer pero no mucho. Es saber que si juegas a un multijugador online de una forma que no plazca a determinados integrantes de tu equipo te mandarán a fregar si se enteran de que eres una mujer (aunque seas buenísima). Que te manden a jugar a Animal Crossing si un completo desconocido juzga que no posees el don de la habilidad supina videojueguil. Gente que se cree por encima de ti porque se ha pasado los tres Dark Souls pero tú has preferido jugar a Sekiro: Shadows Die Twice, que “no es un soulslike de verdad”. Lo que no esperaba es que esa ansia de superioridad se extendiese a creerse más guay que un crío. Porque todos hemos sido gente pequeña en algún momento y hemos sufrido con nuestra consola. Deberíais haberme visto en el primer nivel de Simba adulto en El Rey León. Y ya no solo eso, es como reírse de un bebé porque tú no necesitas pañal para no hacerte caca encima.

Godrick, de Elden Ring, se arrodilla ante un dragón

El dragón se aprendió la tabla de tipos, los puntos de esfuerzo y la genealogía de los huevos con Ditto

El mundo de los videojuegos para peques es complicado. Hay que encontrar una temática que les atraiga y mecánicas que sean atractivas, pero no excesivamente complicadas. El meollo y la clave se basa en que puedan jugar sin que estén pidiendo todo el rato ayuda. Es un equilibrio más que complejo. Ahora bien, combinar todo esto con las expectativas de un grupo de consumidores adulto ya parece un imposible. Hay quienes piden la implantación de modos de dificultad. El debate cíclico vuelve de nuevo, pero en esta ocasión en dirección contraria. ¿Debería Miyazaki poner un modo fácil? ¿Taijiri y Sugimori se plantearán la creación de un modo difícil? Lo cierto es que hay maneras de complicarse la vida legalmente incluso jugando a Pokémon. Puedes limitar la utilización de objetos, seguir los desafíos Nuzlocke o meterte al competitivo. Porque ahí es otro cantar. La gente controla al milímetro los EV, la crianza y la asignación de los movimientos. Y seguramente mil aspectos que se me escapan.

Que varias generaciones de personas compartan algo resulta muy gratificante. No hace falta ser padre o madre para ello, muchas veces ver el entusiasmo al pasar por un parque ya levanta una sonrisa. El equilibrio, aunque difícil, no es inalcanzable. Pero debemos ser conscientes de que en ocasiones nuestra saga favorita puede no crecer acorde a nuestras expectativas, y eso no es necesariamente malo. Lo importante es disfrutarla sabiendo que lo que importa es el viaje y no lo que cueste emprenderlo y que es posible que eso abra las puertas a que más personas, jóvenes y no tanto, descubran y compartan con nosotros algo que nos entusiasma.

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Alystrin
Alystrin @Alystrin

Cosplayer, otorrinolaringóloga, streamer y, sobre todo, mamarracha profesional. Cuqui del almendruqui que no dudaría en sacarte las muelas por tus "incorrecciones políticas"

2 comentarios
Urria Úzkost
Urria Úzkost 04/12/2022 a las 1:24 pm

Llevo muy poco de este nuevo Pokémon, y hay varias generaciones que no he jugado (aunque las tengo pendientes porque es una saga que me gusta), me quedé en Blanco/Negro y he llegado a jugar al Arceus. Han sacado un juego demasiado rápido y se nota en lo que dices de los bugs y el rendimiento, no son errores grandes pero deberían haberle dedicado más tiempo y retrasar la salida del juego. Y la verdad es que nunca me han parecido juegos difíciles, ni siquiera las primeras generaciones que si las comparas con otras más nuevas notas que tenían cosas que resultaban más incómodas, no creo que lo hayan puesto más fácil, sino más cómodo de jugar, por ejemplo esto nuevo de que puedas acceder a todos tus Pokémon sin tener que ir a un PC de almacenamiento. Lo que yo cambiaría de Pokémon es la estructura que han ido manteniendo casi siempre de los 8 gimnasios para llegar a la liga, se han repetido mucho con eso, entre otras cosas. Y a mí todo lo de los puntos de esfuerzo y la crianza me parece demasiado complicado, hasta el punto de que me parece un lastre en la saga, entiendo que los que busquen un reto mayor les interese, pero a mí me sobra.

Espero que Grito Infernal vaya cogiendo paciencia y acabe convirtiéndose en una gran entrenadora Pokémon.

Alystrin
Alystrin 04/12/2022 a las 10:02 pm

Lo del rendimiento es terrible y me da toda la rabia, porque el juego tiene cosas chulísimas. La idea de añadir rutas extra, como la de las especias y la del team Star me parecen francamente buenas, que no todo es ir de gimnasio en gimnasio haciendo el moñeco. Y lo de poder acceder a los pokes sin PC. Pero vamos, que esto es lo que la gente se quiera complicar. Por eso me dan tanta rabia los flipaos

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