Aonia tenía un cooorderito, un cooorderito, un cooorderito~

Análisis de Cult of the Lamb

Análisis de Cult of the Lamb

Pronto hará un año que vio la luz Cult of the Lamb. Y aunque fue un fenómeno de masas, he de admitir que me pilló a otra cosa y no le presté la atención que merecía. Hasta tal punto que no ha sido hasta la llegada de Relics of the Old Faith (o Reliquias de la Antigua Fe en nuestro idioma), su primera gran actualización, que no me he unido a la secta del corderito. Eso sí, estas últimas semanas he pasado tantas horas inmersa en mi Secta del Ternasco que mis compañeras tienen preparado el cartel de intervención.

Encarnaremos a un adorable cordero que, cuando daba todo por perdido, es elegido por una deidad desconocida. A partir de ese momento, nuestro protagonista dedicará esta segunda oportunidad para saldar su deuda con Aquel Que Espera, creando su propia secta. Y como todo culto necesita adeptos, no tardaremos en adoctrinar a otros animales, formando una pequeña comunidad. Comunidad en la que todo el mundo pone su granito de arena para prosperar. O, bueno, más o menos, pero vayamos por partes.

En Cult of the Lamb encontraremos dos mecánicas principales. Por un lado, recorreremos las tierras de la Antigua Fe para enfrentarnos a los cuatro obispos que custodian las cadenas de Aquel Que Espera. Y, por otro lado, deberemos gestionar nuestra secta de la mejor manera posible. Ambas mecánicas se combinan a la perfección, de tal manera que, por ejemplo, podremos encontrar adeptos durante nuestras incursiones en las tierras de la Antigua Fe. Además de semillas y otros recursos tremendamente útiles para sacar adelante nuestra comunidad.

Asimismo, contamos con diversos modos de dificultad, por si una u otra mecánica se nos atraganta. Cabe decir que yo opté por el nivel moderado y encontré una experiencia la mar de agradable. Si bien algunos momentos pueden hacernos sudar, la realidad es que está bien equilibrado y sentiremos asumibles los retos. En cualquier caso, podremos cambiar la dificultad en cualquier momento desde el menú de ajustes. Una opción estupenda tanto si nos atascamos en algún punto, como si queremos probar a aumentar su complejidad o, por el contrario, no nos apetece complicarnos la vida en ese momento. También nuestros primeros pasos servirán para hacernos al funcionamiento del juego, y podremos consultar los tutoriales en el apartado correspondiente.

La dinámica de Cult of the Lamb es sencilla. Podremos repartir nuestros días entre realizar Cruzadas, visitar lugares y/o gestionar la propia secta. Así, yo por ejemplo comenzaba cada día dando un sermón para aumentar la fe de mis adeptos para, después, bendecirles uno a uno y pedirles un diezmo. A continuación, comprobaba si hacía falta algo en la secta, como recursos o peticiones de los feligreses, y partía hacia las tierras de la Antigua Fe.

Captura de un sermón en Cult of the Lamb

Y es que será aquí donde realizaremos nuestras Cruzadas. Al salir de nuestra parcela de bosque, accederemos a un espacio común con cinco puertas: una por cada obispo y otra central. Aquí, además, encontraremos una tienda de semillas y a una araña que nos ofrecerá adeptos a cambio de dinero. Para acceder a las puertas de los obispos deberemos contar con cierto número de seguidores en la secta. Además, cada una nos mostrará una zona diferente de las tierras de la Antigua Fe, cambiando tanto los enemigos que encontraremos como los escenarios que recorreremos.

Una vez atravesemos una puerta el viaje será más o menos el mismo. Es decir, exploraremos diversos biomas hasta dar con la sala del jefe final. De igual modo, cada ruta contará con dos partes. En la primera, recorreremos un camino principal sección a sección, pudiendo desviarnos a otras para conseguir recursos, cartas, armas o reliquias. Una vez superada esta ruta, accederemos a un espacio con un cofre y una puerta a través de la cual pasaremos a la siguiente zona.

En ésta recorreremos también diferentes biomas, pero esta vez escogiendo el camino a seguir al superar cada uno de ellos. Y es que la ruta nos planteará varias opciones, dejándonos ver lo que encontraremos en cada rama, de forma que escogeremos la que más nos interese según si queremos conseguir recursos o adeptos, por ejemplo. Conocer bien los símbolos también será de ayuda para saber qué elegir si, por ejemplo, queremos intercambiar corazones por cartas. Al final del camino se encontrará el jefe.

Tendremos que combatir con tres mini jefes, que podremos adoctrinar, antes de acceder al obispo correspondiente. Sabremos cuánto nos falta para este último en todo momento, ya que al superar cada uno de los tres enfrentamientos se rellenará el indicador correspondiente. Una vez derrotado el obispo, obtendremos el Corazón de un hereje con el que podremos desbloquear nuevos poderes de la corona roja que portamos.

Asimismo, en determinados momentos nos toparemos con seres que nos ofrecerán cartas, armas o reliquias, entre otras cosas. Y será importante conocer (o leer atentamente) lo que hace cada elemento para escoger lo que más nos beneficie por la situación en la que nos encontremos o nuestro estilo de juego. A menudo esto determinará el final de nuestra Cruzada, ya que una mala combinación de elementos puede suponer un verdadero dolor en el enfrentamiento final. También a veces podremos recuperar salud o afrontar un pequeño reto extra.

Captura de pantalla de Cult of the Lamb. Sala acuática.

El combate de Cult of the Lamb sigue el estilo roguelike. Al comenzar cada mazmorra cogeremos un arma y una maldición, que serán diferentes cada vez que entremos. Esta aleatoriedad se trasladará también al contenido de las salas. Además, contaremos con un número limitado de corazones y no dispondremos de pociones para curarnos. Recuperaremos salud si encontramos corazones por el camino. Por su parte, las armas mostrarán diferentes estadísticas de velocidad y daño y cada una tendrá su propio ataque cargado. También las maldiciones, para las que necesitaremos acumular fervor, tendrán distintos efectos y formas de atacar al enemigo. Asimismo, la actualización Reliquias de la Antigua Fe ha introducido las reliquias, valga la redundancia, unos objetos que activaremos para ayudarnos en el combate, y que cuentan con su propio tiempo de carga.

Tanto armas como maldiciones y reliquias se irán añadiendo a nuestra colección según las vayamos descubriendo, pero aparecerán de forma aleatoria en las tierras de la Antigua Fe. Es decir, no sabremos lo que encontraremos durante nuestras Cruzadas, sólo qué es posible que aparezca. Y lo mismo ocurre con las cartas, un recurso muy valioso que afectará a nuestro camino otorgándonos desde corazones hasta más daño o velocidad. Podremos comprarlas en algunas tiendas o desbloquearlas si damos con el comerciante escondido en varios puntos de la mazmorra.

En lo que a la gestión sectaria se refiere, no habrá mucho que hacer, pero sí suficiente para invertir tanto tiempo como queramos. Comenzaremos con un adepto y nuestra comunidad irá creciendo (y menguando) según avancemos en la partida. Los feligreses a menudo nos propondrán tareas que deberemos cumplir en un tiempo determinado, aunque podemos negarnos arriesgándonos a perder cierta cantidad de lealtad. Por su parte, cumplir estas tareas la aumentará. Y esta es una cualidad especialmente importante, ya que aquellos que no se sientan conformes lo mostrarán sin tapujos, tratando de convencer al resto de adeptos de que renuncien a su fe. Sin embargo, podemos parar los pies de estos desertores reeducándolos y/o castigándolos con la cárcel hasta que vuelvan a la normalidad. O, por qué no, sacrificándolos.

En cualquier caso, tener contentos a nuestros feligreses es tan sencillo como prestarles algo de atención, completando misiones, bendiciéndolos y dándoles regalos, que encontraremos en nuestras Cruzadas. Y su lealtad nos otorgará recompensas, entre ellas fragmentos de piedra de los mandamientos, que utilizaremos para promulgar doctrinas. De igual modo, así como podemos escoger el nombre de nuestra secta, cada vez que acojamos a un adepto podremos elegir su apariencia y su nombre, por si queremos personalizar nuestra comunidad a placer. Eso sí, cada cual tendrá una serie de rasgos propios que deberemos tener en cuenta.

Captura de pantalla de Cult of the Lamb. Secta del Ternasco.

Otro tema importante en Cult of the Lamb es el hambre, ya que cuando el indicador muestre un nivel bajo, nuestros adeptos comenzarán a morirse por falta de alimento. Situación que podremos afrontar proporcionándoles deliciosos (o no) platos de comida que cocinaremos con nuestras propias manos patas. Deberemos prestar atención a lo que les damos de comer, porque estos alimentos tendrán efectos de lo más variopintos, aunque a veces no nos quedará más remedio que asumir las consecuencias. Y limpiar las cacas. ¿Que no nos hemos convertido en cabezas de una secta para limpiar mierda? Pues nuestros feligreses enfermarán y tendremos que mandarlos a reposar en cama o a la enfermería. Y lo mismo ocurrirá si no atendemos debidamente a los cadáveres.

Pero nuestro cordero no será el único en partirse el lomo por la secta. Los adeptos pueden trabajar o venerarnos. De esta forma, conseguiremos que la gestión de la secta sea algo comunitario. Y sus alabanzas generarán devoción que podremos recolectar de diferentes maneras, aunque la fuente principal de ésta será el santuario. Asimismo, cuando acumulemos cierta cantidad de devoción desbloquearemos inspiración divina, la cual utilizaremos para conseguir nuevos edificios y otras estructuras para nuestra secta. De igual modo, celebrar sermones nos permitirá absorber fuerza de nuestros feligreses y avanzar en una especie de árbol de habilidades.

Por su parte, a partir de cierto punto podremos viajar a otras zonas del mapa y descubrir algunos minijuegos, así como conocer a seres la mar de interesantes. Algunos nos propondrán pequeñas tareas, como conseguir ciertas capturas de pesca, y si las cumplimos, nos recompensarán con piezas de talismán. Si reunimos cuatro de estos fragmentos, podremos desbloquear un vellocino. Aunque deberemos leer bien los pros y los contras antes de equipárnoslo si no queremos llevarnos algún que otro susto.

En lo técnico, podremos jugar a Cult of the Lamb tanto con ratón y teclado como con mando, aunque se recomienda encarecidamente este último. He de decir que el grueso de mis horas han sido a través de Steam Deck, donde funciona a las mil maravillas. Se encuentra disponible en múltiples idiomas, entre ellos el nuestro, y el equipo de traducción y localización se encuentra debidamente acreditado en el apartado correspondiente.

Cabe mencionar que llama la atención su apartado artístico, con un estilo cartoon que mezcla lo cuqui y lo siniestro de forma muy efectiva. Además, viene envuelto por un apartado sonoro sencillo, pero cuidado al detalle, y que no resulta molesto durante la partida. También podremos regular el sonido por secciones en el menú correspondiente, por si nos apetece jugar mientras tenemos algo de fondo y sólo queremos escuchar los efectos (es decir, al corderito hacer beee). Entre los ajustes también encontraremos un apartado de accesibilidad donde podremos modificar el tamaño del texto o desactivar el texto animado o las luces intermitentes, entre otras cosas.

Captura de pantalla de Cult of the Lamb. Adepto quiere plato de caca.

Cult of the Lamb es un claro ejemplo de que la combinación de géneros puede dar buenos resultados si se hace bien. Los juegos de gestión no suelen terminar de atraerme, por norma general, y los roguelike me gustan más que los resultados que obtengo cada vez que me asomo a uno. Aquí encontraremos el equilibrio perfecto entre ambos, pudiendo sumergirnos durante horas sin darnos cuenta. Además, el DLC Reliquias de la Antigua Fe añade contenido postgame, entre otras cosas, por lo que supone una invitación estupenda para quienes ya dejaron a un lado al corderito. Y este nuevo contenido se encuentra tan bien integrado que si, como yo, acabáis de incorporaros a la secta, no os resultará un extra.

También ofrece cierto nivel de rejugabilidad, ya que podremos volver a enfrentarnos a los obispos ya derrotados, e incluso avanzar más en la mazmorra si nuestra secta nos lo permite. Especialmente si hemos desbloqueado una habilidad que nos deja volver a la secta en cualquier momento, a cambio de un pequeño precio. De igual modo, siempre podemos iniciar otra partida, aunque sea en una ranura diferente, y probar diferentes tipos de liderazgo. O conectar el juego a Twitch y pasar un buen rato con nuestra comunidad.

En cualquier caso, Cult of the Lamb es un título tremendamente inmersivo en el que pasarán los días in game y nuestras horas sin apenas darnos cuenta. Con un estilo único y unos diálogos y situaciones que nos harán soltar más de una carcajada. Pero también enfrentamientos o combinaciones de factores que conseguirán hacernos sudar o, como poco, encogernos en el sitio al ritmo de nuestras esquivas y ataques. E incluso suspirar de alivio al haber conseguido evitar una muerte segura en el momento preciso. Sin lugar a dudas un juego al que merece la pena asomarse. Y es que, si me lo permitís, debo decir que está molt beeeee.

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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