Este sí, este no, este juego me lo instalo yo

Jueguico, ¡te elijo a ti!

Jueguico, ¡te elijo a ti!

No sé a qué jugar. No tengo ni idea. Es una de las situaciones que se repiten cíclicamente cuando no tengo ningún lanzamiento que me enamore particularmente o una reseña que redactar. Y no es por tener vacía la biblioteca precisamente, ni una lista de deseados exigua que digamos. Tanto la inmensa cantidad de juegos que he ido obteniendo a lo largo de los años y que llenan el listado de Steam como los que semanalmente regala la Epic Store me dicen lo contrario. Por no hablar, además, de la aplicación de Amazon Games, que mensualmente añade nuevos títulos o regala códigos para GOG.com si tenemos una suscripción activa a Amazon Prime. Y las consolas, qué decir. Lanzamientos de Playstation y Nintendo, sin tocar. Ahí están, esperando a que les dé caña.

Y, sin embargo, la realidad es diferente. El escaso tiempo del que dispongo para dedicarlo a la maravillosa afición que son los videojuegos lo empleo demasiado a menudo en vagar por listados interminables de títulos que me apetece probar, pero no tanto. De vez en cuando reinstalo algún juego de confort, como Skyrim, Animal Crossing o Blasphemous, que ya me conozco prácticamente de memoria y en los que puedo estar un buen rato sin hacer nada concreto, simplemente pasando el tiempo. Pero no deja de resultarme frustrante cuando menos.

Los eventos de las compañías se suceden a un ritmo frenético. Ya no es el (extinto) E3, ahora son el Summer Fest, los Nintendo Direct, los Capcom Showcase y todos los que podamos imaginar, puesto que cada día surgen nuevos streamings para la promoción de nuevos juegos y aumentar la ansiedad anticipatoria. Y los que solemos verlos percibimos cómo nuestra lista de deseados crece sin ton ni son hasta ser un auténtico pergamino plagado de novedades. Cosa curiosa, porque si lo revisitamos después de unos meses veremos con demasiada frecuencia que la mayor parte no nos llena el corazón ni un poquito. Es algo con lo que juegan las empresas: nos gritan: ¡Compra, compra!, y lo hacemos. Pero en gran parte es fruto del impulso del momento y no de un auténtico deseo de experimentar lo que nos ofrecen.

Benedict Fox dice, mientras mira sus tatuajes: "Siento que duele, pero quiero más"

El siguiente escalón es uno que resulta más que familiar: las rebajas. Tenemos nuestra lista de juegos que ansiamos, más o menos depurada, y de pronto nos llega un email anunciando que podemos cumplir nuestros deseos a un precio aún más módico. Y, si nuestra economía lo permite y nos puede la impulsividad, la biblioteca de juegos en nuestro haber irá creciendo progresivamente. Títulos en los que nos puede la nostalgia, porque los jugamos en nuestra Super Nintendo hace más de veinte años (historia real que le pasó a una amiga, ejem). Otros a los que les tenemos muchas ganas, pero no los pudimos disfrutar de salida. Juegos que nos recomiendan amistades o que, por saber popular, son imprescindibles y gustan a todo el mundo, aunque no sepamos de qué van. Y, por último, los que acabamos de descubrir, pero nos salen en una lista de recomendaciones y les encontramos un no sé qué que qué se yo y total solamente cuestan unos pocos euros.

Y, de pronto, tras toda esta vorágine consumista, nos encontramos con un recopilatorio que empieza a parecer la biblioteca de Alejandría en versión gamer. Podemos hacer una clasificación por categorías, por supuesto, y que quede todo bien ordenadito hasta el momento en el que tenemos que decidir qué instalar. Porque, para sorpresa de nadie, no tenemos tiempo de disfrutarlo todo, y habrá que elegir a qué dedicaremos nuestras próximas horas. Si además compartimos nuestra colección con familiares o amigos (cosa útil para ahorrar un poco), dispondremos también de una gama aún mayor de opciones. La historia se complica.

Si, como yo, sois de autocontrol más bien escaso, notaréis que todo lo rápido que solemos ser al comprar es directamente proporcional a la cantidad de tiempo que lleva escoger el próximo juego. Comienza el scroll infinito por la lista, muy definido además por el estado de ánimo del momento. Y es que, salvo que dispongamos de algo a lo que llevemos teniendo ganas mucho tiempo y haya caído en ese instante en nuestras manos, la decisión no es un asunto precisamente sencillo. En parte por las horas que vayamos a emplear en este nuevo contenido, que se relaciona, y mucho, con cierto miedo interior a que, en el fondo, no nos guste. Queremos aprovechar nuestro tiempo al máximo y que el goce jugador sea total. Llegan los “no me convence”, “no es el mejor momento”, “ahora no me apetece algo así”. Y muchas veces esto nos lleva al viejo truco del juego de confort: sabemos que nos gusta, aunque lo conozcamos al dedillo. La ausencia de incertidumbre es algo que también nos calma bastante.

El cordero de Cult of the Lamb mira a una de las tiendas del juego

La primera de mis recomendaciones en este aspecto no es otra que trabajar nuestra impulsividad. Revisitar cada cierto tiempo nuestra lista de deseados y actualizarla. Puede que hayamos incluido algo que en ese momento nos daba muy buenas vibras, pero no es nuestra obligación que esto siga ocurriendo. Y es algo completamente legítimo. No solamente hablo de juegos que se lanzarán en un futuro, sino también de otros que agregamos hace ya bastante, por razones que quizá ni recordemos. No es raro encontrar mensajes de “Añadiste este juego en 2018”. Es posible que seamos alguien muy diferente a quien quería vivir esa experiencia. También el tema del autocontrol es importante con el dinero y las rebajas, y asegurarnos de conocer nuestra capacidad económica y saber cuánto estamos dispuestos a gastar en algo que disfrutaremos a medio o largo plazo, siendo optimistas.

Hecho ya el trabajo personal más complejo, queda el factor externo. Dejarnos llevar por el hype es agradable y placentero, y da una sensación de pertenencia de grupo. Hay un tema común del que hablar, bien sea a la espera de la salida o mientras estemos jugando. Y, en ocasiones, hay que hacer un poco de introspección y pensar si es algo que nos gusta muchísimo o simplemente seguimos la corriente por un motivo u otro. No es algo sencillo de hacer. Pero lo cierto es que, cuando no somos parte de esa vorágine de emociones, entristece un poco ver a personas que afirman ser entusiastas de algo, pero siempre están enfadadas por uno u otro motivo. La vida es muy corta para emplearla en cosas que no nos hacen felices. Pero, como ya he dicho, es más fácil de apreciar si no nos está ocurriendo cuando toca reflexionar acerca de nuestra persona. Y por último, pero en relación con este punto, está la opinión de terceras partes. No pasa absolutamente nada si un juego que a la gente le entusiasma no nos llama la atención ni lo más mínimo. También cuenta si lo hemos empezado y nos resulta insoportable. Puede que no sea el momento adecuado, puede que no sea lo nuestro. ¿Cómo no te va a gustar, si es un juegazo? Pues porque no. Y a otra cosa.

Finley, de Fall of Porcupine, mira con añoranza su consola mientras dice que algún día volverá a jugar de nuevo

Pero, aunque suene irónico, nunca dejaré de recomendar probar cosas nuevas. Salir de lo que ya conocemos puede dar cierto miedo, pero también traernos momentos inolvidables. Así fue como descubrí los metroidvania y soulslike, y como me metí con cierto susto en los juegos de terror. Que tampoco es que tenga precisamente mucho valor ahora, pero al menos me asomo con prudencia al género. Nuevamente, si no nos gusta, a desinstalar y otro tema. Algunas plataformas como Steam incluso nos ofrecen la posibilidad de que, siempre que hayamos jugado menos de dos horas, podamos devolver una compra reciente si no nos ha gustado. Que no se diga.

Conforme vamos creciendo y adquiriendo responsabilidades, el tiempo libre del que disponemos para nuestras aficiones disminuye. La sociedad nos grita lo contrario, pero lo cierto es que, si mejoramos nuestros hábitos de consumo, podemos hacer que cada instante cuente mucho más de lo que lo hace ahora. Es muy difícil y requiere mucho trabajo, pero vale más aprovechar nuestro tiempo en disfrutar y ser felices que en derrocharlo eligiendo entre cosas que, en realidad, tampoco nos llenaban tanto.

Humble Bundle Instant Gaming

Cómprame un café en ko-fi.com

Alystrin
Alystrin @Alystrin

Cosplayer, otorrinolaringóloga, streamer y, sobre todo, mamarracha profesional. Cuqui del almendruqui que no dudaría en sacarte las muelas por tus "incorrecciones políticas"

No hay comentarios
Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: